A sus 88 años, el artista plástico uruguayo Carlos Páez Vilaró, quien ha combinado su arte de colores con el arte de las letras, lanzó «Posdata», una autobiografía que calificó como «el suspiro final de una confesión que nos habilita a recuperar de nuestra memoria algo que quisimos decir y se nos pasó de largo».
En su reducto de Casapueblo, uno de los buques insignia del balneario de Punta del Este, Páez Vilaró presentó el libro ante numerosos amigos que se allegaron a la ceremonia, entre ellos el ministro de Turismo y Deportes, Carlos Lescano, y el técnico de la selección de fútbol, í“scar W. Tabárez, dijo su secretaria y curadora, María de Zuliani.
Ediciones Santillana expresó en un comunicado que «el artista ha hecho de su vida una permanente y profunda investigación» y ha «dejado la mayor parte de su obra diseminada por los caminos que recorrió uniendo su pasión por la pintura y su pasión por los viajes».
A lo largo de «Posdata», Páez Vilaró expone su posición ante la vida: «No recular nunca, no dejarse vencer por las contrariedades, responder con una sonrisa a las ofensa, enfrentar con optimismo los contrastes, desvestirse de arrogancia, optar por el camino de la humildad, actuar sin aspirar a una medalla».
En el libro de 384 páginas, el reconocido artista vuelca sus reflexiones.
«Siempre digo que viajar es correr paralelamente con la vida, y si ese viaje está enganchado a la acción del trabajo y del aprendizaje, la cosecha premiará nuestro regreso», escribe. «Un día decidí partir por el camino del sol en busca del arte y, si bien éste me rozó, siento que aún no he logrado tocarlo».
Y añade: «Mi vida pasó a ser un corredor lleno de puertas cerradas donde, seducido por el brillo de sus picaportes, me siento tentado a abrirlas mientras avanzo, para darme de plano con la sorpresa… La calle fue siempre mi alfombra mágica, con solo pisarla se ponía a andar y me llevaba hacia otras donde había una rueda de amigos esperándome… Agradezco a la esperanza por no haberme abandonado nunca».
Paéz Vilaró ha escrito varios libros, incluyendo uno sobre las peripecias de su hijo Carlitos, uno de los 16 sobrevivientes de la Tragegia de Los Andes de 1972, cuando cayó un avión con 46 pasajeros a bordo.