«La Ciudad del Futuro»


Editorial_LH

Ayer empezó otro mandato del Alcalde de Guatemala, quien durante su última campaña ofreció construir “la Ciudad del Futuro”, por lo que habrá que ver cuándo empieza a hacerlo, toda vez que habló de ella y planteó ideas cuando buscaba los votos, pero no emprendió ninguna acción para concretarla, ni lo hizo cuando ganó las elecciones por lo que es de suponer que a partir de hoy, primer dí­a hábil de su nuevo mandato, concentrará sus esfuerzos en lograr el objetivo para cumplir la promesa que les hizo a los vecinos.

 


Una ciudad preparada para el futuro tiene que responder a una adecuada planificación de su red vial, un eficiente sistema de abastecimiento de agua potable, tratamiento de la basura, red de drenajes, sistema de transporte público, abastos mayoristas y minoristas. Muchas de esas cosas son más fáciles de lograr arrancando de cero que cuando ya existe una infraestructura que responde a patrones de anarquí­a y descuido en la planificación, pero en cualquiera de los casos es indispensable lograr un esquema de ordenamiento con visión de largo plazo que se anticipe a los efectos desastrosos de un crecimiento desordenado como el que venimos sufriendo los habitantes de la capital de la República.
 
 La ciudad crece al ritmo que imponen los desarrolladores de proyectos inmobiliarios y las autoridades se concretan a recibir de ellos aportes económicos para hacer pasos a desnivel y obras de infraestructura que no corresponden a una visión integral. Hemos visto inversiones cuantiosas que son totalmente inútiles porque se hacen viaductos que se atoran, porque dos cuadras adelante subsiste el cuello de botella generador del tráfico. La ausencia de un concepto urbaní­stico es obvia y por ello el ofrecimiento de empezar a construir la ciudad del futuro es fundamental, porque si seguimos con la visión incompetente que ha prevalecido en estos años la ciudad nos va a asfixiar. Ya hoy, el primer dí­a de la “nueva administración” sufrimos los efectos del atasco existente por la falta de un sistema de transporte efectivo y de ví­as adecuadas para atender la demanda, pruebas fehacientes de que en los últimos veinticinco años ha faltado esa visión.
 
 Hoy en la mañana, en medio del tráfico, el vecino se da cuenta que tenemos una autoridad que se quiere imponer a gorgoritazos y que, pita y pita, quieren arreglar lo que no han hecho en planificación y en criterio técnico. Administrar una ciudad no es de soplar y hacer botellas (o soplar y dar ví­a, que es lo mismo) sino que hace falta criterio urbaní­stico que no le entra a nadie por ósmosis sino que es resultado de dedicación y estudio.

Minutero:
Enormes expectativas
despierta este momento;
sin guardar las perspectivas,
puede venir el lamento