Estados Unidos y sus aliados de la OTAN abrieron hoy en Bruselas discusiones destinadas a armonizar sus puntos de vista sobre la instalación del escudo antimisiles norteamericano en Europa, antes de un primer debate de fondo sobre el mismo tema con una delegación rusa.
Según un portavoz de la OTAN, la polémica cuestión es debatida por primera vez a un nivel superior al de embajadores, ya que las capitales enviaron a altos responsables para participar en esta rueda de consultas en la sede de la Alianza del Atlántico Norte.
Previo a esta reunión, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, se entrevistó con los dos delegados de Washington, el subsecretario de Defensa Eric Edelman y el general Henry Trey Obering, jefe de la Agencia norteamericana de defensa antimisiles, precisó la fuente.
Una reunión del Consejo OTAN-Rusia debía celebrarse por la tarde, ya que Moscú también envió una delegación de alto nivel para tratar un tema que le preocupa particularmente.
El 22 de enero, Estados Unidos anunció que negociaría con Polonia y la República Checa la instalación en sus respectivos territorios de 10 misiles interceptores de proyectiles intercontinentales y un radar para completar el escudo antimisil nacional estadounidense en vías de despliegue.
Rusia reaccionó enérgicamente frente a este proyecto, a pesar de las garantías estadounidenses de que no estaba dirigido contra su enorme arsenal nuclear.
El 10 de febrero, en el marco de la 43 Conferencia sobre la Seguridad de Múnich, el presidente ruso Vladimir Putin criticó con dureza las acciones «unilaterales» de Estados Unidos.
Esta situación llevó a los aliados europeos de Estados Unidos, encabezados por Alemania, a exigir la intervención de la OTAN para tratar de calmar a Moscú.
El objetivo declarado de Estados Unidos es el de proteger su territorio de las amenazas de los «Estados parias» del Medio Oriente, como Irán, si éstos llegasen a dotarse de cohetes intercontinentales con carga nuclear.
Si bien Irán lleva adelante un programa oficial de desarrollo balístico, sus misiles tienen por el momento un alcance máximo de 1.800 km, por lo que Rusia considera esa amenaza como hipotética y sospecha que Estados Unidos quiere infiltrarse en su área de influencia.
Tras una entrevista telefónica el 28 de marzo entre el presidente norteamericano George Bush y Putin, Estados Unidos flexibilizó su posición aceptando una mayor cooperación con Rusia en materia de defensa antimisiles, tal como Moscú le había propuesto en 2006.
En ese sentido, una delegación norteamericana visitó Moscú para plantear una cooperación concreta en la investigación sobre los sistemas antimisiles.
Pero en forma inmediata a esta visita, el secretario del Consejo de seguridad ruso, Igor Ivanov, puso paños fríos a excesivas expectativas de un resultado positivo de ese acercamiento.
El primer viceprimer ministro ruso, Serguei Ivanov, descartó hoy la idea de una cooperación con Estados Unidos en los sistemas de defensa antimisiles, dos días después de que Washington anunciara haberle hecho propuestas en este sentido.
«No veo a decir verdad ningún fundamento a discusiones sobre la posibilidad de una cooperación en la defensa antimisiles», dijo a la prensa, citado por la agencia Interfax, durante un desplazamiento a Ekaterinburgo (1.600 km al este de Moscú).
«Consideramos que este sistema antimisiles tiene un carácter como mínimo quimérico», agregó Ivanov, citado por Interfax y Ria Novosti, en una referencia al escudo antimisiles que los estadounidenses quieren desplegar en Europa del Este.