No se ha instalado el Congreso que iniciará sus funciones el sábado 14 y ya es noticia el desplazamiento de los diputados de una bancada a otra, lo que confirma que es un auténtico mercado y que estamos en período de las promesas de venta que serán ejecutadas a partir del día 14. Porque los corrimientos que hay entre las bancadas no tienen más finalidad que la de posicionarse para negociar con mayor ventaja a la hora de entrar al verdadero juego que prevalece en el Organismo Legislativo.
Uno de los problemas más serios para el futuro gobierno será precisamente la relación con los diputados porque prácticamente toda la gestión administrativa se ve condicionada, desde el tema presupuestario hasta el de control, por los llamados representantes del pueblo que pueden frenar indefinidamente la labor de un funcionario o pueden impulsar políticas que rompan con la estrategia general de gobierno.
Desde los tiempos de Serrano quedó claro que el problema es de extorsión y chantaje porque al final de cuentas lo que está en juego es el doblete, el ingreso extraordinario que justifica que los candidatos a diputados pongan la cantidad de dinero que ponen para obtener una nominación. Con el tiempo se ha llegado al colmo de institucionalizar el soborno con nombres como el PACUR y el listado geográfico de obras que no son sino las formas de legalizar la extorsión y darle forma y apariencia legal a la podredumbre que hay en el Congreso. Todos sabemos que así es como se compran los votos y al final lo aceptamos como una realidad que puede parecernos odiosa, pero que terminamos por ver como eso, como una realidad ineludible.
Se habla hoy del Secretario General de la UNE y brazo derecho de la señora Torres como uno de los que irá a parar al grupo que dirige Roberto Alejos, lo cual demuestra que en ese partido prevalecerá la visión terca de la exesposa de Colom y los diputados tendrán que alinearse con lo que ella diga sin poder hacer negociaciones por su cuenta. En esas condiciones se irá quedando sola porque al Congreso muy pocos llegan para ser diputados y casi todos lo hacen para hacer negocios por su cuenta, sin una madrastra que les esté diciendo cuándo sí y cuándo no.
El futuro de la democracia en Guatemala sigue seriamente comprometido y especialmente lo está por la calidad de la clase política que tiene en el Congreso su máxima expresión. Si no se puede contener la extorsión y el chantaje, y el gobierno termina jugando el juego del soborno, ningún otro empeño en áreas distintas va a rendir frutos.
Minutero:
Que deja un mejor bizcocho
nos dice el Chavo del Ocho;
y que viene doña Florinda,
nos anuncia que es la guinda