Más de tres millones de devotos católicos participaron hoy en una procesión de un Cristo de madera por la capital filipina en una tradición anual a pesar de advertencias del presidente sobre posibles ataques terroristas durante la marcha.
La estatua de madera negra conocida popularmente como el Nazareno Negro, o Cristo Negro, fue llevada hasta el Parque Rizal, junto al mar, donde el arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle celebró una misa y elevó oraciones por las víctimas de las tormentas tropicales y deslaves que se produjeron el año pasado en este país.
Luego, los organizadores llevaron la imagen —la cual se cree tiene poderes curativos— del escenario a una popular iglesia a unos cinco kilómetros (tres millas) mientras los fieles se apresuraban a tocarla.
La policía calcula que unos tres millones de personas participaron en la procesión. Se tenía prevista la asistencia de nueve millones de devotos.
El presidente Benigno Aquino III advirtió el domingo en una conferencia de prensa, junto con funcionarios militares y policiacos, que varios terroristas planeaban interrumpir el evento y que habían sido vistos en la capital. Pero la amenaza no fue suficiente para cancelar la procesión y la policía trabajó duro para evitar cualquier ataque, dijo.