Casi en la misma fecha en que tomarán posesión las nuevas autoridades supremas del Gobierno de la República, asumirán sus cargos los miembros de la Junta Directiva de la Asociación de Periodistas de Guatemala, o sea el 16 de enero en curso.
Los nuevos timoneles de la mencionada entidad de prensa fueron electos en diciembre recién pasado. Fue una verdadera sorpresa su triunfo. Se daba por seguro que la victoria sería de la planilla que encabezó como presidente el licenciado en ciencias de la comunicación Víctor Manuel Ramírez Donis, un periodista con todos los barnices académicos. Lo aventajó con escasos votos el contrincante, Miguel íngel Albizúrez, de significada militancia política.
La APG es la entidad más influyente y representativa de la prensa del país; pertenece a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y a otros importantes organismos internacionales afines que, en situaciones difíciles, le brindan solidaridad y apoyo.
La Asociación goza de prestigio entre la sociedad en razón de sus eficaces y oportunas acciones en defensa de los derechos e intereses legítimos de la patria, del pueblo y del gremio en general.
Cuando los elementos del incomprendido Cuarto Poder han sido víctimas de atropellos, incluso atentados criminales, por parte de los “ombres†(sin h) que “constitucional†o inconstitucionalmente han pasado por los puentes de mando, la APG ha condenado enérgicamente tales actos de lesa humanidad y ha exigido amplia investigación, además de haber hecho las respectivas denuncias en el ámbito nacional y en el internacional.
Decenas de periodistas han sido asesinados por esbirros al servicio de los gobernantes de turno por haber cumplido su misión informativa y de opinión relacionada con las arbitrariedades y atrocidades atribuidas a los oscuros y por demás negativos actos de gobierno.
Podríamos extendernos mencionando uno a uno los colegas que cayeron al impacto de las balas asesinas de quienes se han sentido zaheridos por la divulgación de sus sangrientas barrabasadas, mas únicamente recalcamos que han abundado las publicaciones pertinentes y, por lo tanto, las masacres ya son del dominio público.
El nuevo orden de cosas, con el general Otto Pérez Molina en las riendas del poder a partir del próximo sábado 14 de los corrientes, inspira bastante confianza en que la libertad de emisión del pensamiento y de prensa será respetada en todo momento; que en los casos en que, hipotéticamente hablando, se incurra en hechos violatorios a la ley, a la moral y a la ética profesional, se procederá normalmente en el marco de lo que está preceptuado en la Carta Magna y en lo legal revestido de constitucionalidad, no así, mil veces no, mediante los desmanes de los esbirros que son equiparables a los chacales…
Pérez Molina, en solemne ceremonia realizada en la APG poco antes de efectuarse la segunda ronda electoral, prometió buenas relaciones con los medios de comunicación y, específicamente, absoluto respeto a la libertad de expresión y de prensa.
Ya para finalizar nuestro comentario, en obsequio a la justicia queremos hacer constar que los compañeros que harán entrega de los cargos directivos de la Asociación de Periodistas de Guatemala realizaron meritoria labor a lo largo de la jornada estatutaria que está por concluir. Los felicitamos y, a la vez, deseamos a los entrantes buen trabajo gremial, al margen de inaceptable y desnaturalizante mixtión político-ideológica para no comprometer a nuestra entidad ante la opinión pública y ante la gente que tendrá la sartén por el mango, pues la APG es apolítica y no enarbola más que la hermosa bandera de la libertad de expresión y de prensa –cabe reiterar– que preconiza y garantiza el sistema democrático.
El colega y amigo Jorge Fong Crócker ha dado impulso y prestigio a la APG con el valioso concurso de otros esforzados apegistas. Debe seguirse actuando con esa paradigmática consecuencia y, desde luego, con todo esfuerzo.
Es deseable que los nuevos directivos dejen en la calle toda cuestión política y se dediquen a trabajar por la superación profesional de los afiliados, caminando unidos fraternalmente y en armonía. ¡Que así sea!!! . . .