Excentricidades de los Emperadores Romanos


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A la luz de los años, se ha conocido que el uso del poder en Roma llegó a corromper tanto a los Emperadores, que éstos caí­an en abusos e, incluso, hasta la locura.

POR REDACCIí“N LA HORA
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Los cómicos eran muy mal tratados por los Emperadores. Domiciano controlaba opresivamente a los actores ya que sus actuaciones podí­an ser objeto de sátiras dirigidas a desprestigiarle. También prohibió las apariciones públicas de los mimos. Augusto mandó azotar a varios actores, Claudio mando decapitar a seis mimos y Calí­gula y Nerón desterraron varias compañí­as de actores.

Tiberio Claudio César Augusto Germánico (10 a.C. – 54 d.C.) murió de asfixia al atorársele una pluma de ave en la garganta. Lo irónico es que esa pluma le fue introducida por un médico que intentaba hacerle vomitar para que escupiera unos hongos venenosos que su esposa le habí­a dado de comer.

Tiberio Julio César Augusto (42 a.C. – 37 d.C.) gozaba de una excelente forma fí­sica, que le hací­a despreciar a los médicos y sus consejos. Era vegetariano, costumbre que no consideraba incompatible con la afición de excelente bebedor, que llegarí­a a lí­mites extraordinarios a partir de su autoexilio en la isla de Capri. Allí­, dio rienda suelta a todos sus vicios hasta entonces más o menos controlados y ocultos, disponiendo de una corte en la que tení­an lugar desenfrenadas orgí­as con niños y adolescentes, con los que practicaba y ensayaba todos los salvajismos de los que su imaginación era capaz.

Tiberio ordenó la muerte de su ministro cómplice Sejano y de toda su familia incluida una niña de once años, a quien ordenó violar antes de su ejecución, ya que las leyes prohibí­an condenar a muerte a las ví­rgenes. A su vez, también condenó a la hija, virgen, de un senador, Marco Sexto, por negarse a tener relaciones sexuales. Malonia, que así­ se llamaba, anunció su suicidio antes que yacer con “ese viejo sucio y repugnante”.

La madre de Nerón, Agripina, tení­a una obsesión, que su hijo fuera emperador. Se decidió por consultar el oráculo y este le contesto: «Tu hijo será emperador. Pero cuando lo sea, asesinará a su madre.» Tres fueron las veces que Nerón intento envenenar a su madre, pero esta muy astuta se habí­a tomado el antí­doto. Intento que un techo se le cayera encima, pero fue avisada. En un paseo en barca la arrojó al agua, pero llego nadando a la orilla. Envió a un centurión que la golpeó en la cabeza, pero solo logró herirla. Ella se incorporó y se arrancó el vestido diciendo: «Golpea aquí­ en estos pechos que fueron capaces de amamantar a un monstruo como Nerón.»

El emperador Nerón se representaba a sí­ mismo en representaciones teatrales, creando un cuerpo de cinco mil caballeros para aplaudirlo cuando cantaba delante del pueblo. A los espectadores que no le aplaudí­an con entusiasmo les mandaba ejecutar.

Nerón Claudio César Augusto Germánico (37 d.C. – 68 d.C.) difundió el rumor popular de que el incendio de Roma se habí­a originado por orden superior, incitando a la persecución de los cristianos, que satisficieron la ira del populacho. En el espacio liberado por las llamas, Nerón construyó la «Domus Aurea» o Casa de Oro, un palacio de proporciones desmedidas y de gran lujo que ocupó buena parte del centro de la ciudad. Tras un golpe de estado, Nerón no tuvo valor para suicidarse y tuvo que ser su esclavo, Epafrodito, quien empujara la daga para cortarse la garganta.

Cayo Julio César Augusto Germánico o Calí­gula (12 d.C. – 41 d.C.) admiraba al hermoso gladiador Próculo, que era famoso por el gran tamaño de sus testí­culos. Cuando el gladiador se casó, ejerció el derecho de pernada sobre su mujer y sobre él. Posteriormente lo ejecutó y conservó sus testí­culos.

Nerón ordenaba ejecutar en sus representaciones a los espectadores que no le aplaudí­an lo suficiente…

Calí­gula adoraba tanto a su corcel, traí­do desde Hispania, Incitatus (que significa «impetuoso») que le nombró cónsul y le construyó una caballeriza de mármol con pesebre de marfil y una casa-jardí­n con sirvientes donde recibí­a a los invitados que el propio Calí­gula mandaba para que lo visitasen.

Cayo Julio César, en su juventud, era alto, muy guapo, con ojos negros y con una belleza casi femenina. El rey de Bitania, se enamoró de él, lo convirtió en su amante y lo vestí­a y maquillaba como una muchacha. En su madurez y según rumores de la época, Julio César estaba tan preocupado por su calvicie, que al ser rechazado varias veces como pretendiente del jefe galo Vercingétorix, uno de sus grandes amores, mandó estrangularlo y que le cortaran la cabellera larga y rubia con la que se hizo una peluca.

Tito Flavio Domiciano (51 d.C. – 96 d.C.) introdujo las simulaciones de enfrentamientos navales en el anfiteatro, las batallas nocturnas y los combates de gladiadores protagonizados por mujeres y enanos. Se obsesionó tanto por su calvicie que llegó a escribir un libro acerca del cuidado del cabello. Se dice que solo se acostaba con mujeres que anteriormente habí­a depilado en su totalidad. También era conocida su afición de empalar moscas.

Marco Aurelio Antonino Augusto se hizo la circuncisión al no poderse cambiar de sexo quirúrgicamente…

Marco Aurelio Antonino Augusto (203 d.C. – 222 d.C.) o como él mismo se autonombró Heliogábalo, en referencia a una deidad erótica de los fenicios, se casó sacrí­legamente con una vestal, una sacerdotisa con voto de castidad. Casó simbólicamente la deidad priápica Baal con Juno, la diosa de los fornicadores y las rameras.

De comportamiento transexual, ofreció una gran recompensa al médico que le convirtiese en mujer quirúrgicamente. Al no encontrarlo, lo sustituyó por la circuncisión. Ante el Senado Romano, convocado en sesión especial, mutiló animales y muchachos en honor de su dios Elagábalo.

Como otros anteriores emperadores romanos, vagaba por las calles de la ciudad, después de haber anochecido, disfrazado como mujer, ofreciendo su cuerpo a los desconocidos para el intercambio fí­sico. A veces, visitaba los burdeles, revelaba su identidad, arrojaba a las prostitutas, y contentaba a los clientes. Una de sus diversiones predilectas era invitar a cenar a los siete hombres más gordos de Roma. A otros invitados se les serví­a comida artificial elaborada con cristal, mármol y marfil que estaban obligados a comer.

Sus despilfarros vaciaron las arcas del estado. Se dice que fue el primero de los romanos que usó vestidos confeccionados totalmente en seda, llamando mendigos a los que usaban por segunda vez una vestimenta que hubieran lavado. A la edad de diecisiete años se casó con un esclavo «Hieracles», y ante de que abdicara en favor de su esclavo y se convirtiese en emperatriz, su guardia pretoriana lo asesinó, ahogándolo en excrementos en una letrina y arrojado al rí­o Tí­ber.

Marco Licinio Craso (115 a.C. – 53 a.C.), aristócrata, general y polí­tico, conocido por aplastar la revuelta de los esclavos liderada por Espartaco y por financiar Cayo Julio César, llegó a ser uno de los hombres más ricos de Roma negociando, especulando y extorsionando con actividades tan variopintas como casas de prostitución o brigadas de bomberos. Sólo apagaba un incendio si el propietario accedí­a a venderle la propiedad en llamas a precio de saldo.