La Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG) manifiesta que el 15º aniversario de la firma del Acuerdo de Paz firme y duradera nos encuentra sumergidos en la frustración y el desaliento, nada optimistas ante el futuro cercano, y con creciente indignación. Hace cinco años, yo afirmaba: “La situación social y económica de Guatemala no se ha recuperado.
Al contrario, nuevas crisis han azotado al país, que han hecho que más del 12% de la población se haya desplazado a los Estados Unidos, como inmigrantes indocumentados la mayoría de ellaâ€. ¡Hoy, hay quienes afirman que la situación es peor! Hace cinco años, todavía quedaban esperanzas, que yo recogía: “La población del país, particularmente los pueblos indígenas, confía en que en la próxima legislatura exista la voluntad política de formular las reformas constitucionales que permitan a nuestro país dar el salto del siglo XIX al siglo XXIâ€. En el 2011, pasado un decenio del nuevo siglo, podemos afirmar que la clase política se ha encargado de sepultar dichas esperanzas.
En su comunicado la RPDG “considera que ya concluyó el período de confiar en que los gobiernos responderían a los clamores de las grandes mayorías, en vez de ser, como fueron, instrumentos de la burguesía y los intereses extranjeros. Una nueva gran lucha debe comenzar desde este mismo 29 de diciembre de 2011: vamos a hacer que los Acuerdos de Paz se rediscutan y mejoren al interior de la sociedad civil, para exigir su plena e inmediata implementación por parte del gobierno y demás actores políticos… Hay problemas viejos no resueltos, particularmente la reforma agraria y la atención de otras demandas campesinas y obreras, el respeto y promoción de los derechos de los pueblos indígenas, la seguridad alimentaria, el desarrollo de obras públicas que generen empleo, el mejoramiento de la educación y la salud pública, solamente para mencionar algunos, y hay fenómenos nuevos, como las migraciones, la marginalización de la juventud, la impunidad, la corrupción y la falta de oportunidades. La burguesía nacional y los intereses foráneos, que se deshicieron de los altos oficiales del Ejército, como indeseable socio, y satanizaron y marginaron al movimiento revolucionario, su verdadero contrincante, han demostrado en quince años de ‘usufructo y desperdicio de la paz’ su total incapacidad y su codicia. Es hora de pedirles cuentas directamenteâ€.
Culmina la RPDG: “No proponemos una revolución violenta. El pueblo de Guatemala ya aportó suficiente sangre… Será un movimiento sin violencia; pero no por ello dejará de ser una revolución. Para ello, proponemos dos pasos importantes: a) la reapertura del Diálogo Nacional, conducido por el Reconciliador Nacional, en el seno de una reformulada Asamblea de la Sociedad Civil, en la cual las y los migrantes exigimos tomar parte; y b) la convocatoria a un año plazo de una Asamblea Nacional Constituyente, para redactar una nueva Constitución, que nos permita funcionar como nación multiétnica, multicultural y plurilingí¼e por los siguientes 50 años, en la cual se consiga la erradicación de la marginación, la discriminación, la explotación, la represión y la opresiónâ€. Al pueblo de Guatemala le toca rescatar la paz.