Mi querido y entrañable hermano Emil, un año más que no recibirás nuestros abrazos, que no escucharás un ‘te quiero’ de tu mujer ni de tus hijas, de tus sobrinos, de tus hermanos, de tus amigos. Pasó otra Nochebuena, y viene ahora la noche vieja, el año se fue y con él las esperanzas de encontrarte; son 29 años de espera, de esperanza de encontrar aunque sea tus huesos rotos.
Marylena Bustamante
Ellos, Emil, ‘los de verde’ como los llamaba nuestra madre, los que te detuvieron, torturaron, asesinaron y desaparecieron en el fatídico año 1982, han vuelto al poder por la vía de la “Democraciaâ€; vendieron la idea de que sacarán a este país del clima de inseguridad, de impunidad que ellos dejaron.
Pero ahora nos cuidarán de que no nos maten, que no nos roben, que no entren a nuestras casas a saquearnos. Ahora son los buenos, los que combatirán al crimen organizado, los que pondrán orden, acabarán con los narcotraficantes, con los contrabandistas, contra los saqueadores de los recursos del Gobierno, ellos darán ejemplo de integridad.
Esos que fueron los que sembraron terror durante la guerra, ahora, te juro hermano mío, que quisiera que fuera verdad que harán un buen gobierno a favor de los más necesitados; pero vos sabés que pensar así es una inocentada. Sin embargo algunos creen que esos que no tienen honor y que no saben qué es el valor de la verdad, harán buen gobierno. Pero eso sí, no lo dudo, ellos responderán con trabajo y dedicación a sus financistas, a sus amos de siempre, los que los utilizaron en la guerra para defender su patrimonio, pero no para resguardar al único tesoro que tiene la mayoría de los guatemaltecos, que es su vida.
Hermano mío, la única verdad que hay en este país es que mientras no te encontremos a vos y a los 45 mil detenidos desaparecidos, nada nuevo se podrá sembrar sobre esta tierra; mientras la impunidad tenga que ser la gran batalla a vencer, no podremos sembrar esperanza; mientras los de verde olivo no rindan cuentas del pasado, las cuentas del presente siempre estarán incompletas.
Te abrazo entrañablemente, mi querido hermano, y perdoná que nunca te dijera cuánto te quería. Feliz Año Nuevo, mientras los encontramos a vos y a los otros miles de detenidos y desaparecidos.
Por favor dales un abrazo a todos y todas, deciles que nosotros no los hemos olvidado, que en estas fiestas siempre ustedes hacen falta. Y mientras llega la verdad, espero que la sagrada tierra que ahora los cobija les dé calor en estos tiempos de frío.