El reciente viejo escándalo de la quiebra de Bancafe me hace pensar y repensar las ideas que apoyo de una banca libre. Me refiero a esto sin que tenga necesariamente repercusiones en los problemas actuales sino más como un recordatorio de lo que podríamos evitar si tuviéramos un sistema de banca libre o mejor dicho un mercado libre de medios de intercambio. Las leyes a las que actualmente están sujetas las instituciones financieras hacen el montaje perfecto para lo que se puede convertir, en el peor de los casos, en una tormenta perfecta.
Sucede que la regulación financiera actual le da a los depositantes una falsa expectativa de seguridad y se convierte en una receta de incentivos perversos porque normalmente alienta a pensar que una entidad financiera regulada cuenta con todas las medidas financieras de seguridad disponibles. Si está regulada no hay problema, no hay problema porque el Estado sabe hasta dónde puede llegar el riesgo de una institución que se dedica, como cualquier otra empresa, a darle rendimiento al dinero de los clientes. ¡Por favor! Por medio de intereses o simple suma de productividad, una entidad bancaria o comercial, pretende en el fondo proveer de valor adicional por medio de productos o servicios al capital de sus clientes.
Claro que todas las historias atrás de cada uno de los depositantes del Bancafe o Banco de Comercio lloran sangre, porque regularmente se trata de buenos seres humanos que, confiados en el sistema regulatorio y no en la calidad empresarial de los administradores del banco, depositaron los ahorros de toda una vida de trabajo digno y honesto.
El rol del Estado regulador en los asuntos financieros no trae la necesaria coherencia moral, porque el Estado es normalmente el peor de todos los estafadores.
El Estado tiende a encubrir sus poco éticas prácticas con excusas como el “bienestar social†que solapadamente le indica a los confiados depositantes la conveniencia o no de hacer negocios con una institución.
El autor de libremente.org, Javier Paz, nos da una buena lección de quienes son los buenos y malos de la película cuando en su artículo titulado: “Sobre Deudas Quiebras y Estafas†nos comenta el rol malévolo y poco “social†que tiene el Estado como ente regulador del mercado financiero: “Bernie Madoff perpetró el mayor fraude financiero en la historia de EE.UU. ocasionando pérdidas de entre $10 mil y $20 mil millones. Los Kirchner confiscaron $30 mil millones de las pensiones de todos los argentinos y el corralito argentino del 2001 no puede ser calificado como una estafa estatal. La inflación es uno de los impuestos más regresivos que existen, castigando más a los más pobres. El gobierno de Hugo Chávez, a contracorriente de su retórica, tiene la inflación más alta de las Américas, efectivamente estafando todos los días a sus ciudadanos a través de la política monetaria. Las experiencias de endeudamiento e hiperinflación de América Latina durante la década de los ochenta son una interesante lección sobre las incontinencias del Estado. Bernie Madoff, con toda su malicia no causó tanto daño como la hiperinflación boliviana ocasionada por filántropos y bien intencionados burócratas. Madoff hoy cumple una condena en prisión por sus delitos; ni Cristina Fernández, ni Hugo Chávez ni los bienintencionados burócratas bolivianos de los años ochenta lo acompañan, a pesar de que sus estafas son mayores.â€
La pregunta obligada de nosotros los guatemaltecos es si ¿existe o no responsabilidad en el manejo de los fondos de los depositantes, qué parte de esta responsabilidad recae sobre los administradores y qué parte recae sobre los depositantes? Si la ley obliga a los administradores a seguir ciertas regulaciones que pretenden, en todo caso, evitar el riesgo de los depositantes, también habrá que juzgar a los reguladores por permitir llegar los casos al estado grave al que llegaron. Habrá también que deducir responsabilidades por tomar acciones antes del tiempo estipulado. ¿Se habrían salvado los depósitos de Bancafe si las autoridades hubieran esperado el tiempo acordado? ¿Serían los activos de Bancafe suficientes para cubrir a sus depositantes? Si lo eran, ¿Quién y cómo decidieron liquidar los activos a un precio menor?
¿Por qué digo que nos ahorraríamos mucho con un sistema de banca libre?; pues porque el resultado sería el de depositantes más conscientes y meticulosos que sólo podrían fallar mediante estafas, o mal análisis de los administradores y el riesgo a correr. La estafa está bien definida en nuestro marco regulatorio general y toda ley que lo detalla parece ser una fuente de problemas. Bajo la regulación actual habrá que deducir responsabilidades, de quien las tenga, en el lado empresarial y en el lado regulatorio y no debe de pasar la oportunidad para evaluar cómo nos iría sin la discrecionalidad judicial específica del caso.