Equilibrar la polí­tica


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La paridad polí­tica entre hombres y mujeres es un enfoque que representa un cambio de óptica para la búsqueda de participación equilibrada en los puestos de representación y decisión polí­tica. Previamente, la limitada participación de las mujeres en el ámbito polí­tico se consideraba más como un problema ligado a la falta de igualdad y de discriminación hacia la mujer y no a una carencia de la democracia, que excluye a la mitad de la población de una participación activa.

Gabriela Núñez
Masmujeresmejorpolitica@gmail.com

 


Actualmente, el énfasis ha sido puesto en la necesidad de construir una democracia paritaria donde ninguno de los sexos supere el 60% de la representación. El planteamiento que subyace es que el equilibrio entre mujeres y hombres debe darse en todos los ámbitos de la sociedad y no puede ser considerado como una exigencia de las mujeres, sino como un elemento determinante de una sociedad moderna y democrática.

Como sabemos esta propuesta está aún lejos de convertirse en una realidad para Guatemala, donde no ha sido posible tan siquiera contar con una ley de cuotas que favorezca una mayor representación de mujeres en cargos de elección popular, a pesar de los diversos intentos que ha habido. El mayor argumento que se ha esbozado en su contra es que los puestos de responsabilidad y de decisión polí­tica deben ser asignados según la capacidad demostrada de las personas y no por cuestiones de sexo, ni por imposición. Por lo tanto, se espera que las mujeres compitan con los hombres por los puestos que quieran obtener. La experiencia de los últimos procesos eleccionarios ha demostrado que el ritmo de crecimiento de la participación de las mujeres no se va a incrementar sin que se introduzcan acciones afirmativas que provoquen un cambio a su favor.

La necesidad de reformar la ley electoral y de partidos polí­ticos ha cobrado gran vigencia y actualidad. Por tanto, se vislumbra una gran oportunidad para introducir la reforma al artí­culo 212 sobre la alternabilidad de hombres y mujeres, indí­genas y mestizos en los cargos de elección popular.

Las leyes de cuotas son condiciones necesarias, aunque no suficientes, para el desarrollo y consolidación de la paridad polí­tica de las mujeres. En las consultas de opinión 2008-2011 sobre la paridad polí­tica de género realizadas a figuras influyentes en América Latina por CEPAL se han señalado otras acciones afirmativas que inciden en mayor representación de las mujeres en cargos de elección popular.  Estas se refieren a cambios en las estructuras y estatutos partidarios que limitan la representación igualitaria de las mujeres, a la adopción de medidas de apoyo financiero a las candidaturas de mujeres e introducción de sanciones a los partidos polí­ticos que no cumplan con las leyes de cuotas o con los incentivos para incrementar la participación de las mujeres. También proponen iniciativas que propicien mayor participación de los hombres en las tareas del hogar; mayor acceso de las mujeres al mercado de trabajo; implementación de servicios comunitarios de cuidado de la niñez y de enfermos; ampliación de la oferta pública de cuidado de preescolares y prolongación de jornadas escolares.

La ruta está trazada. ¿Avanzamos?