Reorganizar el Estado y la sociedad


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Tras un proceso electoral atí­pico que fue decidido en una buena parte por tribunales, incluyendo el electoral, pasamos a un proceso de transición de un gobierno nuevo, a otro que se marcha, también con ciertos rasgos atí­picos. Para empezar, comparto lo que alguien dijo de que tení­amos dos presidentes, uno, ílvaro Colom y el otro, Otto Pérez Molina, aunque yo dirí­a que este último ha tomado, junto con su vicepresidenta, Roxana Baldetti, el timón del gobierno, con un «gabinete designado e integrado» que de alguna manera cada miembro  se está ocupando de su cartera antes de tomar posesión. Esto es normal y es bueno, aunque aquí­, Colom cedió, como lo hizo casi todo su mandato, su poder a los que llegan y se convirtió en un presidente de papel, que destinará estos dí­as a disfrutar su última Navidad presidencial.

Héctor Luna Troccoli

 


Dejando por un lado las numerosas ofertas de campaña, que como bien lo dijo Portillo, sólo se hacen durante esa fase del proceso electoral, el nuevo gobierno y muy particularmente el nuevo Presidente y la nueva Vicepresidenta tienen una responsabilidad y una tarea muy grande: reorganizar el Estado y la sociedad.  El general Pérez y la señora Baldetti tienen de manera especial la misión de dirigir esa titánica labor, y sacarla adelante debido a varios factores coyunturales: en el caso del general Pérez, es el primer militar que desde que se restableció la democracia, al menos figurativamente hablando, ya que desaparecieron los golpes de Estado, los fraudes electorales y la guerra armada, que llega en elecciones libres, a la primera magistratura de la Nación, siendo él un hombre surgido de un Ejército cuestionado y por convicción y naturaleza un fiel representante de la institución armada en los tiempos modernos, que ya no es la misma de hace 30 años. Su liderazgo y su serena actitud ante los retos que asumirá serán vitales para que tome las mejores decisiones. Y por su parte la señora Baldetti será un í­cono histórico por ser la primera mujer que llega a ocupar la Vicepresidencia de la República, lo que le confiere un alto grado de responsabilidad ante el paí­s, ya que en su figura, se estará observando a la polí­tica, profesional y mujer que asume funciones de Estado. Aparte de lo anterior, el gabinete «designado» no creo que le ayude mucho porque, como es usual no fueron los mejores los que llegaron, sino los amigos de confianza, y el pago de favores polí­ticos.

Ahora bien, ¿qué es lo primordial para salir adelante? En mi opinión reorganizar el Estado y la sociedad, lo cual es «volver a organizar una cosa», con el propósito de que tanto en el Estado y en la sociedad surjan de nuevo los valores y el orden que se han perdido convirtiéndose al paí­s, en un paí­s anárquico, donde predominan la «autoridad» de grupúsculos y personas que cierran calles y carreteras y se  apoderan de ellas, vulnerando los derechos de los demás, hasta el combate frontal, sin tregua y eficaz contra las bandas criminales que nos agobian, que han ocupado territorios de la Nación, como el narcotráfico en el Norte y Nororiente y las maras en la capital y casi todo el paí­s que extorsionan y asesinan a gente inocente que se niega a pagar. Y ambos grupos delincuenciales son parte del crimen organizado, pues aunque algunos excluyen a las maras y mareros, éstos están organizados en clicas, se reparten territorios e incluso sectores a los que atacan «ordenadamente» para mantener la «paz» entre ellos, que cuando es resquebrajada, los responsables son asesinados por los sicarios de éstas, casi todos entre los 15 y los 21 años.

La seguridad y el combate de la corrupción y la impunidad fueron los dos temas centrales de la campaña Patriota. Centrémonos en ellos. La seguridad es lo que los guatemaltecos consideran como la principal tarea, porque la mayorí­a tiene miedo de salir a la calle o incluso estar dentro de su casa porque no sabe que le puede pasar. La inseguridad y la desconfianza recí­proca, así­ como la indiferencia hacia lo que le pasa al vecino o a cualquiera que es ví­ctima de la violencia, nos ha calado profundo, por lo que es necesario también recomponer a la sociedad, dándole el sustento de los valores morales que poco a poco han desaparecido, que implica también la falta de honestidad, y la falta de respeto hacia las autoridades legí­timamente constituidas. El combate al narcotráfico merece otra estrategia diferente, pues éste cuenta con millones de dólares para sobornos y penetra en instituciones y se adueña de poblaciones enteras que son protegidas por ellos (los narcotraficantes) y ellos, a su vez las protegen.

Aquí­ viene la otra parte del problema: la corrupción y la impunidad. Son corruptos los deshonestos que están en instituciones del Estado y lo son, quienes desde afuera saben que con el soborno pueden conseguir desde impunidad para los actos ilí­citos que cometen hasta los contratos más jugosos que el Estado destina para programas totalmente necesarios en áreas de educación, salud, infraestructura, vivienda y otros que son criminalmente impensables porque a quienes se daña, no es sólo a las arcas del Estado, sino a toda la población. Esa tarea, según las noticias de prensa, quedará en manos de la Vicepresidenta y ojalá que sin contemplaciones tanto los funcionarios corruptos –que los habrán– como los «empresarios de cuello blanco», sean enjuiciados y si son culpables, condenados por los tribunales. Recuerden que el cohecho es cosa de dos.

A partir de enero empezaremos a percibir lo que pasará. ¿Se permitirá que un Joviel Acevedo o un Luis Lara hagan lo que quieran? ¿Que un grupo de habitantes de asentamiento se sitúen por meses frente al Congreso, con computadoras y televisores, en tanto sus dirigentes, algunos de los cuales llevan años estafándolos, cobrándoles por arreglarles su problema de vivienda, continuarán con el juego? ¿Seguirán los gringos cerrando los ojos a la droga que por miles de millones de dólares INGRESA a su territorio y culpan a Centroamérica y México por ser el corredor por donde se transporta sin que ellos eviten que llegue a su paí­s? ¿Continuarán fregando a los migrantes que buscan trabajo? ¿Los narcos seguirán en Petén, Izabal, Jalapa, Chiquimula, Alta y Baja Verapaz…? ¿Las maras seguirán asesinando?… Respuestas esperamos y ojalá Dios los ayude a reorganizar el Estado y la sociedad.
UNA ACUSACIí“N RETRí“GRADA Y ABSURDA. Teddy Plocharsky, cafetalero, expresidente de Anacafé, asesorado por el abogado Moisés Galindo, (¿le suena?) presentó una denuncia «sui géneris» en contra de supuestos exguerrilleros para que se haga una «investigación» y como pruebas presentó recortes de periódicos. Entre los acusados hay dos estimadas periodistas, Marielos Monzón e Iduvina Hernández. Aparte de ello denuncia el asesinato especí­fico de un finquero de Colomba, Costa Cuca, por el cual, en panfletos y mensajes ví­a internet, se quiere asociar como uno de los responsables a un excanciller y exvicepresidente. Estas y otras acusaciones «disparadas» sin ton ni son, sin pruebas o evidencias, sólo son instrumentos de coacción, para infundir temor y resultado de un resentimiento profundo. Ya lo he dicho antes, es hora de buscar la unidad nacional y la reconciliación verdadera. Las acusaciones se hacen con pruebas, no con difamaciones. Mi solidaridad para los afectados.