Televisión muestra a Kim Jong Il en el ataúd


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El cuerpo del lí­der norcoreano Kim Jong Il fue colocado en el mausoleo del palacio hoy mientras dolientes llenaban las plazas públicas y los medios de comunicación locales alimentaban un incipiente culto a la personalidad alrededor del hijo y sucesor, llamándolo «nacido del cielo».

Por RAFAEL WOBER PYONGYANG / Agencia AP

La televisión estatal en Corea del Norte mostró hoy  fotografí­as de un torrente de personas que pasaba frente al ataúd abierto de Kim Jong Il, quien falleció el sábado de un ataque cardí­aco. Su ataúd estaba rodeado por flores, mientras dos guardias vigilaban sus restos.

Las imágenes fijas transmitidas por la televisión estatal en toda Corea del Norte mostraban una gigantesca cortina roja que cubrí­a una pared detrás de Kim. Así­ mismo mostraban a funcionarios de alto rango que rendí­an homenaje a su lí­der, mientras una mujer se secaba las lágrimas de los ojos.

Las banderas flameaban a media asta en toda Corea del Norte, desde cuarteles militares, fábricas, negocios, haciendas y edificios públicos. Las calles de la capital Pyongyang estaban silenciosas, pero numerosas personas se congregaban en monumentos en homenaje de Kim, según mostraban las imágenes captadas por las cámaras de Associated Press Television News.

Al indicar que sigue encaminada la transición del liderazgo en la única dinastí­a comunista del mundo, Kim Jong Un, el hijo más joven que se le conoce a Kim, visitó el cuerpo de su padre flanqueado por autoridades del ejército y del Partido de los Trabajadores y realizó lo que los medios de comunicación llamaron una «solemne ceremonia» en la capital Pyongyang mientras el paí­s está de luto.

El pueblo norcoreano «lamenta profundamente la pérdida del benevolente padre de nuestra nación», dijo Ri Ho Il, un lector en el Museo de Historia Revolucionaria, a The Associated Press en Pyongyang.

«El defendió la felicidad de nuestro pueblo, realizando su marcha forzada dí­a y noche», dijo Ri.

Imágenes fijas de la televisora estatal mostraban el ataúd de cristal que contení­a los restos de Kim rodeado por flores nombradas «kimjongilia» en su honor. Estaba cubierto con una manta roja y su cabeza descansaba en una almohada blanca.

El ataúd fue colocado en una habitación del Palacio Memorial de Kumsusan, un mausoleo donde el cuerpo embalsamado de su padre, el fundador de la nación Kim Il Sung, está en un sarcófago de cristal desde su fallecimiento en 1994.

JONG UN
Sucesor


Miles de norcoreanos marcharon ayer hacia puntos importantes de la capital para mostrar su duelo por Kim Jon Il, mientras muchos lloraban desconsoladamente y agitaban sus brazos en señal de lamento ante la noticia de la muerte de su «Querido Lí­der».

La prensa estatal norcoreana anunció como «gran sucesor» a Kim Jong Un —el hijo veinteañero de Kim Jong Il_, en tanto que la comunidad internacional se mantení­a atenta ante cualquier indicio de una transición turbulenta del poder hacia el segundo al mando en una nación impredecible con aspiraciones nucleares.

Tras conocerse el deceso de Kim, quien gobernó durante 17 años, el estamento militar de la vecina Corea del Sur fue puesto en alerta máxima ante las fuerzas armadas norcoreanas, que cuentan con 1,2 millones de hombres.

Corea del Norte dijo que Kim murió el sábado de un ataque cardiaco mientras viajaba en un tren en el cumplimiento de sus responsabilidades oficiales.

El presidente Barack Obama y su colega de Corea del Sur, Lee Myung-bak, acordaron telefónicamente observar muy de cerca los acontecimientos.

En las calles de la capital norcoreana, Pyongyang, las personas dejaban ver su pesar con llanto, algunas se hincaban o inclinaban la cabeza repetidamente. Niños y adultos colocaban flores en monumentos conmemorativos importantes.

Kim Yong Ho, lleno de lágrimas, dijo que Kim Jong Il habí­a hecho más felices las vidas de las personas. «Eso hací­a cuando falleció: trabajar, viajar en tren», apuntó.

Otros norcoreanos avanzaban en fila frente a una pintura gigante de Kim Jong Il y el difunto padre de este, el fundador de la nación Kim Il Sung, en el monte Paektu, el lugar oficial de nacimiento del fallecido gobernante.

Ofrendas florales fueron colocadas de manera ordenada debajo del mural.

«Â¿Por qué el cielo es tan cruel? Por favor regresa, general. No podemos creer que te hayas ido», gritó la señora Hong Son Ok, cuyo cuerpo se estremecí­a mientras la entrevistaba la televisión oficial de Corea del Norte.

Un extranjero que da clases en una universidad de Pyongyang le dijo a The Associated Press que cuando informaron a los estudiantes sobre la muerte de Kim se veí­an muy serios, pero que no mostraron ninguna emoción.

«Habí­a un manto de silencio», dijo el profesor, que habló con la condición de mantener el anonimato por temores sobre su seguridad. «Muchas personas hací­an filas para dejar flores en los retratos oficiales. La gente se veí­a un poco atónita y muy seria, pero serena y respetuosa».

«Murió demasiado pronto, para nuestro profundo pesar», dijo un comunicado difundido por la Agencia Central de Noticias Coreana. «El corazón de Kim Jong Il dejó de latir, pero su noble nombre e imagen benevolente siempre serán recordados por nuestro ejército y pueblo».

Tení­a 69 años, según registros oficiales, aunque algunos informes indican que tení­a 70 años.

Los medios estatales norcoreanos no llegaron a calificar a Kim Jong Un como el próximo lí­der del paí­s, pero dieron indicios claros de que el tercer hijo de Kim Jong Il, quien se presume tiene menos de 30 años, serí­a el sucesor de su padre.

Corea del Norte dijo en un despacho que el pueblo y los militares «se han comprometido a mantener el liderazgo del camarada Kim Jong Un» y lo llamó un «Gran Sucesor» de la filosofí­a revolucionaria del paí­s conocida como «yuche», o autosuficiencia.

La muerte podrí­a retrasar los esfuerzos de Estados Unidos y otros paí­ses para conseguir que Pyongyang abandone sus ambiciones de conseguir armas nucleares, ya que el sucesor, que no ha sido fogueado, podrí­a intentar evitar cualquier percepción de debilidad mientras maniobra para consolidar el control.

«La situación podrí­a llegar a ser extremadamente volátil. Lo que los militares de Corea del Norte hagan en las próximas 24 o 48 horas será decisivo», dijo Bill Richardson, ex embajador de Estados Unidos ante la ONU, quien ha realizado varias visitas de alto nivel al paí­s asiático.

El fallecimiento llega en un momento delicado para Corea del Norte, que se prepara para el centenario del nacimiento de Kim Il Sung el próximo año. Los preparativos incluyen grandes proyectos de construcción en toda la ciudad como parte de la promesa incumplida de Kim Jong Il de traer prosperidad a su pueblo.

Seúl y Washington temen que Kim Jong Un «pueda sentir que es necesario en el futuro precipitar una crisis para demostrar su valí­a ante otros lí­deres veteranos», dijo Bruce Klingner, analista de Asia del centro de estudios The Heritage Foundation, con sede en Washington.

Kim Jong Il reveló a su tercer hijo Kim Jong Un como su sucesor hace un año, cuando lo instaló en puestos de alto rango. Poco se sabe sobre el más joven de los Kim.

Kim Jong Un a menudo acompañó a su padre en sus viajes por todo el paí­s en el último año. Kim Jong Il, a su vez, heredó el poder de su padre, el venerado fundador de Corea del Norte Kim Il Sung, fallecido en 1994.

Corea del Norte dijo que llevarí­a el cadáver de Kim al Mausoleo de Kumsusan en Pyongyang y celebrarí­a un perí­odo de duelo nacional hasta el 29 de diciembre, cuando «todas las personas en la nación emplearán tres minutos en una oración silenciosa».

El funeral de Kim se celebrará el 28 de diciembre, dijo, y añadió que cualquier tipo de entretenimiento serí­a prohibido durante el perí­odo de luto y que el paí­s no aceptarí­a «delegaciones extranjeras que esperan expresar sus condolencias».