QUE SANTA NO EXISTE. Resulta en extremo sospechoso que calificados intelectuales estén insistiendo, precisamente por estos días decembrinos, en que Santa Claus (o Clos) no existe, que es un fantasma, un timo, una patraña. No solo niegan categóricamente la existencia real de Santa, el de carne y hueso (menos hueso y más carne) sino que dan por supuesto que los demás aceptan tácitamente semejante postulado revolucionario.
Ahora bien, ¿qué hay detrás de tales aseveraciones subversivas? ¿Por qué insistir en eso cuando mucha gente espera recibir algo venido del cielo, debidamente empacado en papel de regalo, con moña y todo? ¿Cuáles son los intereses subyacentes que les impelen a retomar y actualizar un asunto de suyo tan polémico y escabroso que podría poner en juego el destino y utilización de varios cientos de millones de quetzales y/o dólares? ¿Existe una conjura erudita contra Santa Claus (o Clos) & Cía., y de ser así, qué ganancias ideológicas aportaría todo ello a nuestros calificados intelectuales enemigos del glorioso mercado que a todo le meten zancadilla, incluyendo al buenazo de Santa?
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BEBER COMO UN COSACO. En esta época, a aquellos que en referencia a alguien todavía dicen que bebe como un cosaco, me gustaría preguntarles si alguna vez han visto (con sus ojos propios), así sea de lejos, empinar el codo a un cosaco precisamente, de carne y hueso, a un genuino individuo de ciertos pueblos antes nómadas y feroces de Rusia establecidos en las estepas a partir del siglo XV; o soldado ruso de caballería ligera, así llamado. ¿Por qué no, si vamos a las comparaciones, beber como un diputado distrital, o como un mecánico automotriz, o un seudopoeta desempleado crónico, o un jubilado municipal (dicho sea con todo respeto), y dejar en paz a mis amigos los cosacos, muchos de ellos hoy en día más bien abstemios o bolos de armario, según me asegura Iván Krasnovov, cosaco de pura cepa? Un cosaco debe entenderse como que representa a todos los cosacos varones, mayores de catorce años, lo cual es una patraña y también una infamia seudoetnológica.
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LOS REYES. Varios respetables miembros de la honorable familia Reyes –Santos, Concepción, Guadalupe, Natividad, Silvestre– desean aclarar que ellos en lo personal nada tienen que ver con furias (borracheras), con maratones etílicas ni con accidentes viales entre noviembre y enero, como de manera malintencionada y con inconfesables propósitos se ha venido insinuando por diferentes medios impresos y electrónicos.