Circulante de fin de año, verdadero espejismo


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¡A gastar se ha dicho! Pálpito en los corazones. Navidad y Año Nuevo generan más dinero circulante. Asumimos el equilibrio. Caso contrario, sigue la tronazón de dedos después. Es inconveniente este espejismo engañoso. Dejemos algo sustancial para tanto compromiso al inicio escolar.

Juan de Dios Rojas

 


Recordatorio fiel mensajero. Vienen gastos imprevistos. Inscripciones escolares, listas kilométricas de útiles, colegiaturas, calzado y más. Gratuidad es relativa en dicho ramo. Significan una rémora. Se les pasa la mano a planteles privados. Afecta a padres de familia sobremanera.

Año tras año aparece el peine. Por lo general surge la interrupción del ciclo. Reiterados paros docentes provocan suspensión de labores. El alumnado del sector oficial queda a la deriva. En 2011 representó la pérdida de 90 dí­as de clases. Situación irregular sin medidas remediables.

La época y su par Semana Santa motivan gran protagonismo. Hay consumismo desbordante en cada ocasión. Profesionistas enfatizan ser volcamiento espiritual como material. Cargas acumuladas de las personas, por supuesto a su manera particular tienen la debida expansión muy conocida.

El origen sale a luz, merced a la predisposición remanente en el ánimo general. Desde luego siempre hay excepciones respecto a la pobreza y extrema pobreza. Hay desmedido jolgorio de comilonas y libaciones. Gigantescas limitaciones cortan tradiciones y costumbres antañonas.

Factor determinante del circulante sabemos que lo hace presente el Bono 14, Navideño y vacaciones. Data de tiempos idos, un estí­mulo laboral. Del mismo echan mano sectores poblacionales en forma desmedida. Estrategias obtienen victoria. Tanto padres de familia y gente menuda, son dañados.

Empresarios y comerciantes gracias al mercadeo y publicidad impactan sobremanera. Coadyuvan los medios en Campo Pagado y Tiempo idem. Logran a la postre voluntades sólidas. Prolifera a no dudar un ambiente propicio en marcha formidable, apropiada del rumbo festivo y alegrí­a sin igual.

Circulante cuantioso, tipo impulsivo y compulsivo. Tiene la finalidad concreta de lograr ofertas atractivas, al final mera estrategia de vender a como dé lugar. Suelen proponer diversas modalidades, obra directa de técnicas y creativos de campañas promocionales, del todo persistentes.

Encandilamiento poderoso saca de sus casillas a inexpertos. Inclusive moderados en situaciones de escape repentino. Es la vulnerabilidad sin darse cuenta exacta. Luego entonces continúa el derroche del circulante visualizado. Somos débiles ante atractivos de í­ndole material.
Cultura o fuerza costumbrista marca el ritmo acelerado y recalcitrante. Directo el impacto a los bolsillos de poder transitorio. Cierto ingrediente desconocido a veces obra acción pronta y cumplida. Para no quedar señalados, ante amistades y vecindario, cedemos. ¿A dónde vas Vicente? Adónde va la demás gente.

Alcanza protagonismo, según dictados de la moda, el afirmamiento consistente en el intercambio de regalos. Mismos en condición de verdadera competencia creciente. Invita el lucimiento pasajero de dar admiración intempestiva, consolidando una vez más el ego imperante.

A la postre fijamos de verdad la transculturación. Imitación de eventos foráneos aniquilan lo nuestro. Descendientes o familiares cercanos tienden a repetir nuestros pasos. Procuremos siempre contengan el auténtico norte. Lo propio tiene riqueza, digna de ponderación duradera.

Recopilemos, el Bono Navideño lo teneros bien ganado. Démosle buen uso racional mediante signos de austeridad. Tampoco tenga papel ingrato, pleno de mezquindad. Demos algo al vecindario y necesitados, después de satisfacer el compromiso enfilado a los nuestros de corazón.