Indignados, en Harvard


Eduardo_Villatoro

Aunque ocurrió a principios de noviembre pasado, no es hasta ahora que se ha dado a revelar que estudiantes de Introducción  a la Economí­a, de la Universidad de Harvard, decidieron retirarse en bloque en protesta por el contenido y el enfoque desde el cual se imparte esa cátedra, según información que circula por el ciberespacio.

Eduardo Villatoro

 


Advierte el restringido despacho noticioso que lo “asombroso de este hecho” es que, en primer lugar, la protesta es contra el conocido economista Gregory Mankiw, asesor que fuera del expresidente George W. Bush y autor de uno de los manuales de macroeconomí­a más utilizados en las escuelas de economí­a de Estados Unidos y otros paí­ses del mundo.

En segundo término, porque la protesta de los estudiantes se basa en lo que consideran “El vací­o intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplice por acción u omisión en la actual crisis económica mundial”. Y una tercera consideración  para estimar la protesta como algo insólito, es que quienes expusieron esta demostración de indignación académica en contra del pensamiento único neoclásico pertenecen a la élite económica, social y polí­tica de Estados Unidos, que se forma en la Universidad de Harvard para dirigir las corporaciones empresariales globales y/o para asesorar a los gobiernos en materia de polí­ticas económicas y financieras.

Al señalar su descontento “por el sesgo” de ese curso que “afecta a los estudiantes, a la Universidad y a nuestras sociedad en general”, los inconformes precisan que “Un estudio académico legí­timo de la economí­a debe incluir una discusión crí­tica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida que su clase (la de Mankiw) no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artí­culos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorí­as económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teorí­a keynesiana”.

La carta concluye: “Nos estamos retirando de su clase para protestar por la falta de discusión de la teorí­a económica básica y para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica”, en alusión al caso de Occupy Wall Street, o Indignados.

Esta protesta se suma a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de economí­a iniciado en 2000 por estudiantes de las universidades francesas, que luego recibieron el apoyo de estudiantes de la Universidad de Cambridge en Inglaterra, trayéndose a cuenta que hace  200 años  John Stuart Mill, al asumir la rectorí­a de la Universidad de Sant Andrew, recordaba a los profesores que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero,  sino que su cometido es “Formar personas con capacidad de pensar por sí­ mismas”, y de ahí­ que según este economista y filósofo las universidades deben enseñar a las personas a “Poner en duda las cosas; no aceptar doctrinas propias o ajenas sin el riguroso escrutinio de la crí­tica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones; y, sobre todo, insistir en tener claro el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla”.

El mensaje que se enví­a desde Harvard a las escuelas de economí­a del mundo –sostiene la información-, es que “Es  tiempo de rectificar el rumbo; de separar la verdadera función universitaria de la función técnica superior, pero especialmente es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economí­a el carácter crí­tico, riguroso e integral que tanta falta hace en los actuales momentos de crisis sistemática que ha provocado el sistema capitalista”.

(Un pedante economista neoliberal norteamericano le comenta al ignorante Romualdo Tishudo: -Si Jesús  de verdad era muy sabio, en vez de haber nacido en Belén, su madre lo habrí­a dado a luz en Cambridge).