Por suerte para Tom Cruise, «Mission: Impossible — Ghost Protocol» es una de sus mejores películas de acción, justo lo que necesitaba para restaurar algo de su poder de atracción en las taquillas.
Pero para el director Brad Bird, la cuarta «Mission», a pesar de lo buena que es, llega sólo al segundo lugar entre sus películas de acción detrás la cinta animada «The Incredibles».
Quizá Cruise es la estrella, pero Bird es un director que va apenas en su cuarta película (esta es la primera con actores de verdad) y resulta lo mejor de las películas «M:I», mucho mejor que la original de Brian De Palma, la segunda de John Woo y la anterior de la serie de J.J. Abrams, quien se quedó como productor en esta.
Esos cineastas tenían años y años de experiencia con películas de acción con actores de carne y hueso. Bird llegó para mostrar el gran talento detrás de los ganadores del Oscar con «The Incredibles» y «Ratatouille» así como su aclamada caricatura de aventura «The Iron Giant», el cual se transmitió fácilmente de la animación al mundo real.
Dado que este es el mundo real el estilo de «M:I» y las misiones de Cruise con sus acrobacias son realmente imposibles por las leyes de la física y las barreras normales de las narraciones creíbles. Pero Bird aplica la falta de límites de las caricaturas en las que todo puede pasar y lo mantiene, creando algunas secuencias de acción impresionantes, maravillosas y brillantes.
Si tienen el menor temor a las alturas, tomen los brazos de su asiento en el cine y pongan los pies sobre el piso cuando Cruise intente subir el edificio más alto del mundo. A pesar de estar seguro en la butaca el vértigo surge al ver hacia abajo desde el piso 130.
Ante toda la complejidad de la acción y los trucos, Bird y los guionistas André Nemec y Josh Appelbaum cuentan de manera inteligente una historia sencilla de buenos contra malos. También mantienen a Cruise rodeado de un elenco capaz y compacto que incluye a Jeremy Renner, Paula Patton y Simon Pegg, quienes habían actuado en «Mission: Impossible III.»
Lo que Cruise hace en pantalla es bastante similar a lo que ya ha mostrado. Su personaje Ethan corre, salta, golpea algunos rostros y rompe con las leyes de gravedad, después corre un poco más. Cruise tiene dos modalidades generales en su repertorio de actuación: deslumbrar con esa sonrisa increíble o quedarse con la cara de palo, y la mayoría del tiempo hace lo segundo así que Ethan no es tan interesante cuando está inmóvil platicando.
En cambio la ética de trabajo de Cruise se ve en cada uno de los momentos de acción. Para escalar el rascacielos Burj Kalifa de Dubai, de 822 metros de alto (2.700 pies) los cineastas han contado que planeaban recrear parte del exterior del edificio y hacer que Cruise lo escalara en un estudio seguro. Pero Cruise quiso escalar el verdadero edificio así que gran parte de la secuencia se filmó con él atado con un arnés a más de 304 metros (1.000 pies) del piso.
Renner es una gran aportación al elenco y si hay más misiones en el futuro ojalá pudiera regresar. Tiene mucha clase, inteligencia, calidez y humor para contrarrestar al robótico Ethan de Cruise.
Patton es demasiado bella para ser real, y la dejaron ser una agente en vez de una supermodelo. Pero en la película tiene una presencia dura y astuta, especialmente en una escena con la asesina enemiga Lea Seydoux, quien es casi igual de guapa que ella.
Y Pegg es Pegg, el alivio cómico que le da algunas risas necesarias.
Michael Nyqvist, el actor principal en la versión sueca de «The Girl with the Dragon Tattoo», da algunas probadas del gran villano que puede interpretar a sus anchas con el personaje de Kurt Hendricks pero se ve limitado por las escenas breves en las que no tiene la oportunidad de desatar lo que tiene en su interior.