¿LA ESPERANZA? Es un mal crónico y crítico, incurable, insidioso y oportunista, que disfraza sus síntomas con apariencias inocuas e incluso beneficiosas; es endémico y epidémico a la vez; se transmite por simple contacto visual o por ondas sonoras que ablandan la corteza cerebral y la capacidad de discernir (cualquier propaganda, sermones, discursos políticos cargados de promesas).
Como toda mala hierba, la esperanza no muere ni con el muerto. Le sobrevive. Si la esperanza sobrevive a la muerte, también a la guerra, a las catástrofes, al hambre, a los asesinatos diarios, a la enfermedad, a cuanta desgracia e infortunio existe. Nada la mata. Es una invicta innata.
La esperanza siempre estuvo a la espera del humano, del homo sapiens, de quien se ceba, sin demasiadas trampas inútiles. La esperanza, ese antídoto que es su propio veneno.
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EL TENEBROSO SOL DEL GENOCIDIO. La frase de Carlos Figueroa Ibarra, “Tapar el genocidio con un dedoâ€, título de su artículo del 1/XII/011, son seis palabras que por sí solas, sin más, constituyen un poema polisémico y un tratado sobre la abyección (“abyección humana†sería redundante), la mentira, la cobardía, el burdo escamoteo histórico, la amnesia histórica y el olvido infundioso como aberrantes materias primas de la impunidad; el desprecio y negación de la justicia; la atomización social al tratar de convertir a toda la sociedad guatemalteca en cómplice y apañadora del holocausto.
Ese sol siniestro brotado de los cementerios clandestinos, las fosas comunes, la tierra arrasada, los osarios dispersos en macabra geografía, es péndulo que oscila entre una aurora de sangre y un ocaso inconcluso.
En ningún horizonte guatemalteco puede ocultarse el tétrico sol del genocidio. No podría taparlo ni siquiera el dedo ubicuo de Dios.
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LOMAS Y COYOTES. Fuentes de la Misma Loma que piden reserva de su identidad, indican que, en principio, todo dignatario de la Nación, miembros de corporaciones municipales y funcionarios públicos recién electos y/o nombrados, son coyotes natos de dicha Loma (la Misma), cualquiera sea el partido o comité cívico al que pertenecen, y así sean bisoños o primerizos en lides politiqueras. Y que aquel que no quiera ser coyote de la Misma Loma sino de otra paralela, debe lograr los méritos atinentes.