La primera ejecución pública de La Cumparsita, el tango más difundido en el mundo, compuesto por el uruguayo Gerardo Matos Rodríguez, cumple este abril 90 años sin perder su fama y popularidad.
Considerado por Astor Piazzola como «el peor de todos los tangos» y rodeado de polémica en torno a su autoría, la popular composición sin embargo ha sido grabada en múltiples versiones y utilizada en películas célebres como «Una Eva y dos Adanes», «El ocaso de una vida» o «Alice».
Los famosos acordes fueron tocados en público por primera vez en 1917, «en vísperas de un feriado, posiblemente antes del 19 de abril», según dijo el propio Matos, en La Giralda, en el centro de Montevideo, por el conjunto del pianista argentino Roberto Firpo, señaló el experto Boris Pugo.
Pero la pieza musical instrumental había sido compuesta un año antes por Matos, de 19 años, pianista aficionado y entonces estudiante universitario.
«Según una leyenda que se pasa de boca en boca, pero que no puedo probar, un estudiante llamado Matos Rodríguez compuso una marchita como himno de la Liga» en 1916, contó a la AFP el presidente de la Liga Deportiva Universitaria, Julio Jacob.
Otros dicen que fue compuesta como una «mascarada estudiantil» en el Carnaval de 1916 o como una marcha estudiantina, mientras que Pugo asegura que nació como un tango.
El experto señaló que la pieza de Matos sólo tenía dos partes, y que Firpo le agregó una tercera.
Los estudiosos del tema aceptan que la mano de Firpo fue decisiva, pues según él mismo dijo, le introdujo compases de un tango propio titulado «La Gaucha Manuela».
También hay expertos que indican que otros músicos, como el pianista Carlos Warren y el bandoneonista Minotto Di Cicco, ambos uruguayos, le hicieron retoques.
Sobre el origen del nombre, los historiadores especulan con que fue un camarero de origen italiano quien bautizó a la comparsa que constituían el joven Matos y sus amigos, que salían por las noches de ronda a cantar, como «la cumparsita».
Este tango instrumental fue una pieza totalmente olvidada hasta que el argentino Pascual Contursi le puso la primera letra en 1924 («Si supieras, que dentro de mi alma…») para una obra de teatro llamada ’Un programa de cabaret’, «un sainete de esos que había en Buenos Aires, pero la incluye sin la autorización de Matos», contó Pugo.
Matos, que había vendido los derechos de La Cumparsita en 1917 a la editorial Breyer Hermanos por poco dinero, le puso entonces su propia letra («La cumparsa desfila…») e hizo un reclamo judicial, que se resolvió recién después de la muerte del compositor, en 1948, y cuando Contursi también ya había fallecido, permitiendo la grabación de las dos versiones.
Pero la letra que realmente perduró, más allá de otras composiciones, fue la de Contursi, que Carlos Gardel, apodado el Zorzal Criollo, grabó por primera vez en Buenos Aires en 1924 y luego en España en 1927.
Aunque La Cumparsita es la obra más conocida de Matos, según Pugo no fue la mejor de las 73 que compuso, entre las que destacó «Mocosita», «El Rosal», y «San Telmo».
Pugo recordó que el compositor argentino Astor Piazzola decía que La Cumparsita «era el peor de todos los tangos que se habían hecho».
Al igual que sobre el origen de Gardel -si nació en Tacuarembó, Uruguay, o Toulouse, Francia- La Cumparsita está rodeada de polémica.
Una ley de 1997 la declaró «himno cultural y popular» de Uruguay, pero es considerado en Argentina como «uno de los estandartes de la cultura porteña».
En la Exposición de Sevilla de 1992, en ocasión de los 500 años del descubrimiento de América, la delegación argentina protestó sin éxito porque su par uruguaya puso énfasis en el origen montevideano de La Cumparsita.
En 2000, en los Juegos Olímpicos de Sydney, Australia, la molestia fue de Uruguay, luego que los organizadores emitieron La Cumparsita durante el desfile de los atletas argentinos.
Pugo se ríe. «Es que las fronteras políticas no tienen que ver con las fronteras culturales», afirma.