Heráclito, «el obscuro»


Luis_Enrique_Prez_nueva

El filósofo Heráclito nació en í‰feso, ciudad situada en una comarca del Asia Menor. Esa comarca era Jonia. Ciudades jónicas eran también Mileto, Samos, Colofón y Quí­o. Historiadores de la filosofí­a creen que Heráclito nació en una fecha próxima al año 500 antes de la Era Cristiana. Ya en su misma época era llamado “el obscuro”, aunque no fuera precisamente “obscuro”. ¿O era ser “obscuro” afirmar que “quienes buscan oro extraen mucha tierra, pero encuentran poco oro”, o que “por costumbre los asnos prefieren la paja y no el oro”, o que “más pronto hay que apagar el incendio provocado por la ira, que el incendio provocado por el fuego”, o que “si la felicidad consistiera en los placeres corporales, habrí­a que llamar felices a los bueyes cuando están comiendo pasto”?

Luis Enrique Pérez

 


Heráclito afirmaba que las cosas cambian constantemente, de manera similar a como, en un rí­o, el agua que pasa por una determinada parte, cambia constantemente. Empero, las cosas sólo pueden cambiar porque hay un ser que es el sujeto en el cual acontece el cambio; pero el sujeto mismo no cambia sino que permanece. Heráclito creí­a que ese algo que permanece en cualquier cambio de las cosas, es el fuego; pues “todas las cosas se transforman en fuego, y el fuego se transforma en todas las cosas”.
    
     Heráclito afirmaba que es imposible bañarse dos veces “en las mismas aguas” de un rí­o. Adviértase que él no afirmaba que es imposible bañarse dos veces en el mismo rí­o, sino “en las mismas aguas”. Quien se baña una vez en un rí­o, se baña en agua que cambia, y  quien se baña otra vez en ese rí­o, se baña en nuevas aguas; pero son aguas del mismo rí­o. El rí­o mismo no cambia, sino sólo el agua que fluye en su cauce.
    
     Las cosas que perecen se convierten en fuego; y las cosas que devienen, surgen del fuego. “El descanso del fuego consiste en cambiar”, afirmaba Heráclito. Y en este constante cambiar,  las cosas opuestas son estados de un mismo ser. Por eso decí­a Heráclito que “una y la misma cosa son viviente e inerte, despierto y dormido, joven y viejo”. Estas cosas son lo mismo, según Heráclito, porque son estados de un ser único. Heráclito habrí­a afirmado, por ejemplo, que átomos de carbono, hidrógeno, oxí­geno y nitrógeno combinados de determinada manera, constituyen un ser vivo; pero combinados de otra manera, constituyen un ser inerte. Es decir, un mismo conjunto de elementos quí­micos puede constituir un ser vivo, o puede constituir un ser inerte.
    
     Heráclito también habrí­a afirmado que todos los elementos quí­micos son estados de un único elemento supra-quí­mico. El hidrógeno, el helio, el litio, el sodio, el aluminio, la plata o el oro, por ejemplo, serí­an estados de ese elemento supra-quí­mico único. En general, decí­a Heráclito, todos los seres finalmente se reducen a un solo ser, del mismo modo que el agua lí­quida, el agua sólida y el agua gaseosa se reduce a un mismo ser (que es un ser compuesto por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxí­geno).
    
     La diversidad de las  cosas surge de un conflicto entre estados de ese ser único al que se reducen todas las cosas. Precisamente Heráclito afirmaba que “el conflicto es la madre de todas las cosas”. Siglos después, el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel denominarí­a “dialéctica” al proceso por el cual las cosas que se oponen (por ejemplo, cargas eléctricas opuestas), se convierten en partes de una unidad, y deviene un nuevo ser (por ejemplo, la corriente eléctrica).
    
     Post scriptum. “Después de la muerte, a los seres humanos les espera lo que no sospechan ni piensan». Heráclito de í‰feso.