A poco más de una semana para la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, el candidato de derecha Nicolas Sarkozy sigue siendo el favorito de los comicios pero es blanco de una lluvia de críticas por su peligroso acercamiento con la extrema derecha.
En estos momentos, Sarkozy conseguiría entre un 27 y un 30% de los votos en la primera vuelta, frente a un 22 o 25% para su rival socialista, Ségolí¨ne Royal, un 18 o 20% para el centrista Franí§ois Bayrou y un 13 o un 15% para el líder de la extrema derecha Jean Marie Le Pen.
En los últimos días, las especulaciones sobre un posible acercamiento entre Le Pen y Sarkozy se han multiplicado. El propio Sarkozy reconoció que intenta «robar votos» a la extrema derecha con propuestas relativas a la inmigración, la identidad nacional o la seguridad, y Le Pen, sin pelos en la lengua, afirmó que tiene «diversos puntos de convergencia» con el candidato conservador.
Las declaraciones realizadas el viernes por Brice Hortefeux, mano derecha de Sarkozy, terminaron de avivar la polémica.
En una entrevista al diario Le Figaro este responsable se dijo favorable a una mayor dosis de proporcionalidad en las elecciones legislativas futuras, una de las principales reivindicaciones del partido de Le Pen, el Frente Nacional (FN).
Según él, en 2012, unos 60 diputados, sobre un total de 577, deberían ser elegidos proporcionalmente según el número de votos recibidos y no por el sistema actual de mayorías.
«Sin abandonar el sistema de mayorías, ¿por qué no reflexionar sobre una dosis de proporcionalidad? Una formación importante, siempre y cuando sea legal, debe poder participar en el Senado y la Asamblea Nacional», declaró Hortefeux.
Sarkozy era hasta ahora el único de los grandes candidatos a las presidenciales en no proponer más proporcionalidad en las legislativas, lo cual podría favorecer la entrada en las Cámaras de partidos extremos como el FN.
La reforma de las elecciones legislativas para introducir un modo de representación más proporcional está incluido en los programas de la socialista Ségolí¨ne Royal y el centrista Franí§ois Bayrou.
El viernes, los dos portavoces oficiales de Sarkozy aclararon que estas afirmaciones «no comprometen de ninguna manera al candidato» y son una opinión personal de Hortefeux.
Le Pen, que en 2002 provocó una conmoción política al pasar a la segunda vuelta de las presidenciales, quitó importancia a estas promesas vagas del candidato de la UMP.
«Según este plan, el FN tendría 10 diputados sobre 577. Son migajas que se dan al final de la campaña para intentar hacer creer que somos lo que no somos», aseguró.
En sus doce años en la presidencia, Jacques Chirac decretó un veto hacia el partido de extrema derecha, hacia el que siente un rechazo visceral. Los adversarios de Sarkozy en estas elecciones temen que esta situación cambie radicalmente si éste resulta elegido.
«Hay muchos signos y afirmaciones que muestran que Nicolas Sarkozy ha decidido aproximarse de Le Pen en la primera vuelta», lamentó Bayrou el viernes, citando los «despistes controlados y multiplicados» de Sarkozy para «acercarse al Frente Nacional».
Por su parte, Royal acusó a Sarkozy de «comenzar a negociar discretamente con el Frente Nacional» y pidió a su rival que respete «la moral y la verdad de la palabra política».
«Por haber paseado tanto en las tierras de la extrema derecha, Sarkozy se ha quedado atrapado en las garras de Le Pen, que le lleva alegremente allá donde quiere», corroboró el diputado socialista Jean Marie Le Guen.
Según Le Pen, al hacer suyo una parte del programa del Frente Nacional (FN), Sarkozy hace un gran favor a este partido. «La gente se dice: ’Después de todo, Le Pen decía lo mismo desde hace tiempo, entonces es él quien tiene razón’», se congratuló el líder de la extrema derecha.