La oficina de la Unión Europea contra las prácticas monopólicas investiga si Apple ayudó a cinco importantes casas editoriales a elevar ilegalmente los precios de los libros digitales en 2010, cuando lanzó su tableta iPad y su librería virtual iBookstore.
La investigación, anunciada ayer por la Comisión Europea, ofrece un vistazo a la lucha feroz por el creciente mercado de libros electrónicos, especialmente desde que Apple ha tratado de ganarle participación a Amazon y su lector de libros electrónicos Kindle.
La Comisión investiga en particular un cambio significativo en la manera de determinar el precio de los libros electrónicos que se produjo en 2010, justamente cuando Apple —con sede en Cupertino, California— presentó el iPad y su propia librería en línea iBookstore.
Apple fue el primer minorista que autorizó a los editores firmar contratos llamados «de agencia», en los que esas casas establecen el precio de los libros electrónicos que venderán al consumidor las librerías en línea.
Hasta entonces, las casas editoriales sólo podían fijar el precio al mayoreo de los libros electrónicos y los minoristas eran libres de decidir el precio de venta final.
«La Comisión teme que estas prácticas podrían constituir una infracción de las normas antimonopolio de la UE, que prohíben los cárteles y las prácticas comerciales restrictivas», dijo la oficina reguladora en un comunicado.
La UE alega que darle a los editores el poder de fijar los precios al menudeo en la práctica significa restringir la competencia entre librerías en línea, ya que les quita a los minoristas el poder competir entre ellos ofreciendo precios más bajos.
Desde que Apple firmó el nuevo acuerdo con las casas editoriales, varios minoristas en línea también se han desplazado al modelo de contrato de agencia, posiblemente en un intento para asegurarse los derechos de venta de los cada vez más populares «e-books».
La investigación se centra en las firmas editoriales Hachette Livre (una filial de la francesa Lagardere Publishing), Harper Collins (propiedad de News Corp., una empresa de Rupert Murdoch con sede en Estados Unidos), Simon & Schuster (de CBS Corp.), Penguin (propiedad de la editorial británica Pearson Group) y la alemana Verlagsgruppe Georg von Holzbrinck (que es dueña de Macmillan).
La Comisión subrayó que la investigación se encuentra en sus etapas iniciales y que no significa que las empresas hayan violado en realidad las normas de libre competencia.