¿Qué irá a decir Colom en su último informe?


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Con eso que se les ha ocurrido hacer el traspaso presidencial en el Domo de la zona 13, he venido escuchando que Colom ha dicho que no va a concurrir, fuera por razones de seguridad o porque simplemente no le da la gana. Algunos han calificado este gesto como desplante o malcriadez; sin embargo, analizando la situación creo que serí­a mejor que no participara, ¿es que se han puesto a pensar qué irá a decir de cómo deja en general la situación la República y su administración después de cuatro años? Así­ que, mejor serí­a que enviara por escrito el informe que le obliga la Constitución y ¡parte sin novedad!

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt

 


A mi juicio, los informes presidenciales debieran dar la imagen exacta de la gobernabilidad del paí­s, es decir, cómo y en qué condiciones se encuentra y entrega la Nación en cuanto a la corrupción imperante; aclararnos, si realmente Guatemala y su población convive dentro de un legí­timo estado de Derecho; si es efectivo el gobierno en cuanto a su representatividad, transparencia, prestación de servicios, control de cuentas de gastos e ingresos y el debido registro de todo el manejo de los fondos públicos; si realmente existe la rendición de cuentas de los funcionarios y empleados públicos con participación de la sociedad, como de las instituciones encargadas de que ello existe; de si hay una real, verí­dica y sensible estabilidad polí­tica y finalmente, si las normas que rigen toda la actividad económica, social y polí­tica son iguales para todos los habitantes, como que proporcionen seguridad y certeza a propios y extraños.
Si en la ceremonia de traspaso de mando se volviera a hacer lo mismo de siempre, cuando el Presidente saliente se pone a proporcionar  una serie de datos, estadí­sticas, resultados, etc., inverosí­miles o muy difí­ciles de verificar, acompañados de una subjetiva interpretación del mandatario saliente de que todo lo que hizo fue una maravilla o que al menos, merece una calificación de ocho, en una evaluación de cero a diez, no solo serí­a una pérdida lastimosa de tiempo, sino se estarí­a actuando  con groserí­a para los invitados, quienes de sobra saben que “nadie habla mal de su rancho aunque se esté quemando”.
No es alarmismo ni exageración decir que el paí­s lo deja Colom hecho un desastre y que el Presidente entrante recibirá una banda presidencial muy pesada, tan difí­cil de cargar como de manejar, por lo que la ceremonia debiera circunscribirse a escuchar una pieza de oratoria bien centrada, madura, pero muy explí­cita sobre cuáles son sus planes de trabajo y la forma o manera de cómo los va a poner en práctica. Otra recomendación, este discurso debiera grabarse en acero, bronce y mármol, imprimirse en papel, cintas electromagnéticas y en sistemas digitales para que todos los ciudadanos pudiéramos revisarlos periódicamente para ir evaluando su cumplimiento. ¿No serí­a esa una auténtica democracia?