¿Está bien la prominencia del blanco en una boda? Claro, es el color tradicional de las novias y muchas de ellas se visten de blanco de la cabeza a los pies. Lo desean en todas partes el día de nupcias.
«Me encantan las bodas en las que todo es blanco», dijo la diseñadora de vestidos de novia Amsale Aberra, cuya marca lleva su nombre sin apellido. «Me parece que la boda puede ser muy bella».
Acto seguido, sin embargo, el detalle salta a la vista, advirtió la experta. Roba prominencia a la novia el blanco de las damas de honor, de las niñas que llevan las flores, de las flores, de los manteles y de los candelabros.
«No hay necesidad de que la novia lleve el velo todo el día para que la identifiquen como tal», agregó.
Pero una mujer sí necesita una personalidad fuerte y sentido de trascendencia para imponerse como la reina del acontecimiento, y puede echar mano de algunos recursos para que deslumbre, dijo el organizador de bodas para celebridades David Tutera.
Estas alternativas podrían ser un vestido que lleve una pretina bordada con cuentas o un vestido blanco con un tono ligeramente distinto a los demás, agregó.
A Kate Middleton le fue muy bien en la gran boda real británica efectuada en abril, dijo Tutera, pero aún así, su hermana, Pippa Middleton, atrajo cierta atención con su vestido blanco de cuello vuelto holgado.
«Creo que la boda real influirá durante años, si no décadas, en las novias; y el vestido blanco de dama de honor que usó Pippa Middleton —creación de Alexander McQueen_, con seguridad impulsará una tendencia», dijo Darcy Miller, directora editorial de la revista Martha Stewart Weddings.
Sin embargo, Miller subrayó que ha sido una tradición de mucho tiempo que el séquito nupcial vista de blanco en Gran Bretaña.
«(El blanco) es muy llamativo», dijo Miller, quien destacó que Beyonce y Kim Kardashian, en sus respectivas nupcias, se sumaron a esa tónica de color, o más bien ausencia de otro color.
Miller dijo que el blanco realza la apariencia y es más versátil de lo que se cree.
«Se considera muy tradicional una boda clásica con predominio absoluto del blanco, pero el color además se adapta a los escenarios modernos y es adecuado para todo tipo de novias.
«Si la boda tiene lugar en una playa, un club campestre, un centro de esquí o en una azotea, nada saldrá mal, la imagen hará su parte».
Tutera, quien conduce el programa de bodas «My Fair Wedding» de WeTV, no está muy convencido de que el blanco sea la panacea.
Cuando se hacen bien las cosas con el blanco, no hay nada mejor, pero persiste la posibilidad de que algo salga mal, agregó.
Hay cientos de tonos de blanco, desde brillante, diamante azulado a cremoso, y un poco tendido a amarillo, destacó. La misma familia debe imponer la tendencia del color de la boda, pero tampoco con una coincidencia del ciento por ciento.
La diseñadora Aberra alienta los tonos blancos más cálidos y variados, quizá el que tiende a amarillo, el marfil o el champaña.
«El blanco metálico no halaga casi a nadie. Un blanco más natural tiene apariencia de perla, no es tan vivo. Yo prescindiría de un blanco vivo, en especial durante el día, porque se vería más brillante cada vez».
Parecería un cúmulo de detalles que tiene que cuidar la novia, pero el fotógrafo Christian Oth, con despacho en Manhattan, asegura que el resultado vale la pena.
«Es un hecho establecido que las novias se ven grandiosas de blanco, quizá por eso lo utilizan. Es una delicia vera a todas las damas de honor vestidas de blanco», aseguró Oth.
El fotógrafo dijo que prefiere la pasarela de blanco que los séquitos nupciales de hace algunas décadas en las que las damas de honor llevaban vestidos con mangas abombadas color fucsia y los padrinos de bodas llevaban corbatas que hacían juego con sus trajes.
«Son muy difíciles de fotografiar bien esos vestidos típicos de las damas de honor», afirmó Oth.
Y los diferentes tonos de blanco que son perceptibles a simple vista tal vez se pierdan en las fotos, apuntó.
Como sea, siempre es útil un pequeño consejo sobre el contraste de colores. Oth sugiere ramos de flores blancas en los que sean visibles los tallos verdes.
Miller coincide con la aseveración de que los pequeños detalles son cruciales en una boda en la que el blanco es el único color predominante. Las telas y las texturas crean la profundidad, agregó.
Algunas sugerencias de Miller incluyen ramos de peonías blancas acompañadas de un racimo de dalias, orquídeas blancas y ramas de moras blancas, todas enlazadas con satín y encaje.
A Miller le gustan las flores blancas en la mesa, pero también sugiere colocar fruta de papel maché blanco en un portapasteles y adornadas con hojas plateadas como las que se usan para adornar sombreros de señora.
El blanco también vale para el menú si se sirven entremeses durante el coctel: mariscos como vieiras y cangrejo; vegetales como coliflor y chirivía, y e incluso pasta.
El único aspecto en el que la novia y el novio no deben permitir el blanco, a menos que ambos lo soliciten específicamente, es entre los invitados, a decir de los expertos.
Miller asegura que el «consenso ordinario» es que sólo la novia o el séquito nupcial vista de blanco a menos que la invitación diga lo contrario.
Tutera dijo que trabajó hasta hace poco durante un año con una novia para encontrarle el vestido perfecto y finalmente sucedió lo insólito: la eclipsó una invitada.
«Iba toda de blanco. Sobresalía… La pregunta era obvia ¿pero que se creía la invitada?»