Polémica en el Banco Mundial



El presidente del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, dejó este jueves su futuro en manos del directorio de la institución financiera, tras admitir un error por las polémicas condiciones salariales otorgadas a su novia y pedir disculpas.

«Cometí­ un error y lo siento», reconoció el presidente de la institución financiera, al abrir la rueda de prensa previa a la reunión de primavera del BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se celebra este fin de semana en Washington.

Wolfowitz, que convirtió la lucha contra la corrupción en el tema emblemático de sus dos años de gestión en el BM, se negó a responder a las preguntas sobre una eventual renuncia, aunque sin descartarla, dejando la decisión en manos del consejo de administración de la institución.

«El directorio está debatiendo este asunto ahora mismo», subrayó, al tiempo que se negó a «especular» sobre la decisión que podrí­an tomar los accionistas que deben analizar un informe sobre las condiciones otorgadas a su novia Shaha Alí­ Raza, cuando tuvo que dejar el BM para evitar conflictos de intereses con Wolfowitz.

«Propuse al consejo de administración que establezca algún mecanismo para juzgar si el acuerdo alcanzado era una solución razonable. Aceptaré cualquier solución que proponga», añadió el ex número dos del Pentágono y uno de los mayores defensores de la guerra en Irak.

«Asumo toda la responsabilidad por los detalles» del acuerdo, añadió, tras recordar que su novia tuvo que abandonar contra su voluntad la institución para la que trabajaba.

«Creo que habí­a un riesgo legal si el caso no se resolví­a mediante un acuerdo mutuo», advirtió, en una clara alusión a una posible demanda de su novia contra el Banco por tener que abandonar su trabajo, tras la llegada de Wolfowitz.

El acuerdo alcanzado con Shaha Alí­ Riza, una ciudadana estadounidense de origen libio, le permitió seguir cobrando 61.000 dólares del BM tras abandonar la institución tras pasar al Departamento de Estado, elevando su sueldo a 193.590 dólares anuales, más de lo que gana la secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

La polémica por las condiciones salariales logradas por la novia de Wolfowitz se produjo en medio de una serie de intensos ataques en Estados Unidos contra la guerra en Irak iniciada por el Gobierno del presidente George W. Bush cuatro años atrás.

«No trabajo para el Gobierno estadounidense, estoy trabajando para esta institución y sus 185 accionistas», se vio forzado a recordar Wolfowitz, quien dejó el Pentágono tras la reelección de Bush en noviembre de 2004 y que ha sido desde entonces a menudo acusado de defender los intereses de Washington.

Su campaña contra la corrupción ha levantado crí­ticas muy severas de parte de paí­ses como Gran Bretaña, un aliado de Washington, y de los paí­ses pobres, después de que congelara varios programas con gobiernos considerados corruptos como el Congo, para forzarlos a mejorar su gestión de los recursos públicos.

El pasado 20 de marzo, obtuvo el apoyo unánime del directorio del BM en su lucha anticorrupción.