Los abucheos comenzaron en cuanto Mark Sánchez ingresó al terreno del MetLife Stadium.
El quarterback de ascendencia mexicana no había lanzado siquiera un pase, ni recibido un solo centro. El partido del domingo no había comenzado.
Pero así ha sido la temporada para el mariscal de campo de los Jets de Nueva York.
«No hay nada que pueda hacer sobre eso, salvo jugar mejor», dijo Sánchez el miércoles. «Esa es mi postura».
El safety Jim Leonhard escuchó los abucheos y se dijo «decepcionado» y «frustrado». El cornerback Darrelle Revis coincidió, y consideró «injusta» la reacción de los espectadores.
«Esto no es tenis, no es un deporte individual», recalcó Revis. «No es golf. Es un deporte de equipo, donde todos deben hacer su parte. Para jugar al fútbol (americano) hace falta química, unidad para ganar los partidos. Hace falta que todos estén en la misma sintonía. Hay muchas piezas que deben encajar en un rompecabezas».
Las muestras de rechazo arreciaron en el segundo cuarto, cuando Sánchez vio interceptado uno de sus pases, en una jugada costosa. Los Bills anotaron acto seguido, y Sánchez sufrió una interceptación por quinto encuentro consecutivo.
Sin embargo, los Jets lograron remontar para imponerse 28-24 a Búfalo.
«Tenemos que jugar mejor», reconoció Sánchez, con la voz ronca debido al clima frío y a los gritos que dio durante el entrenamiento. «No hay una fórmula para ganar».
Desde luego, pero lo que Sánchez hizo en el último cuarto del partido dominical sí valió el triunfo. Lució tremendo en la ofensiva que representó la victoria, en la que condujo a los Jets hasta la zona prometida, con poco más de un minuto restante.
Es la novena vez que Sánchez guía a su equipo a una remontada en el cuarto periodo o en la prórroga en su carrera, incluyendo los playoffs.
¿Y los espectadores que lo habían abucheado antes? Sí, ahora lo ovacionaban, antes de irse a casa contentos. Incluso los Jets agradecieron a los aficionados por ayudarles a ganar.
«Algunas veces es difícil ser un quarterback», dijo el entrenador Rex Ryan, quien añadió que no había notado los abucheos sino hasta que leyó sobre el incidente en la prensa. «No me gusta eso, pero los aficionados tienen el derecho de abuchear o vitorear. Lo que hacemos es trabajar duro para dar a nuestros fanáticos una razón para ovacionarnos continuamente».