Olor a venganza


Editorial_LH

Los negocios de Gloria Torres y sus hijas con las municipalidades no son cosa nueva, pero sí­ lo es que ahora, luego del pleito público entre ellas y la aún poderosa Sandra Torres, se produzca la acción que dio lugar a la orden de captura. Por supuesto que creemos que ese caso tiene que ser juzgado y que tiene que castigarse el saqueo que se ha hecho sistemáticamente de varios municipios del paí­s, pero que nadie se llame a engaño pensando que es una polí­tica contra la corrupción porque hay infinidad de otros casos de gran impacto en los que nadie mueve un dedo.

 


Imagine el lector si Gloria Torres y sus hijas realizaron esos trinquetes cuando estaban en la oposición, cuánto más pudieron hacer contando con la bendición del pocopoderoso presidente de la República y de la todopoderosa Primera Dama. No deja de llamar la atención que el proceso que se les está iniciando sea con relación a negocios realizados antes de que llegaran al poder hace poco menos de cuatro años, dejando al margen todo lo que tenga que ver con este perí­odo en el que el enlace entre el gobierno y las municipalidades fue, precisamente, la señora Gloria Torres. Eso es lo que en realidad más llama la atención en este caso porque es obvio que la acusación no quiso entrarle a los negocios que en mayor proporción se hicieron a la sombra del poder.
 
  El paí­s no necesita acciones de venganza sino justicia. La lucha contra la impunidad no se puede basar en rencores que provocan reacciones sino en el estricto apego a la ley que debe aplicarse por parejo en todos los casos y no únicamente cuando nos conviene o interesa.
 
  Desde luego que eso no quiere decir que se suspenda la acción iniciada porque habiendo delito hay que perseguirlo. Por el contrario, el Ministerio Público no se puede quedar únicamente con los delitos cometidos en el perí­odo anterior, pues eso deja muy mal sabor de boca al parecer como si se está dando curso únicamente a una venganza y encubriendo malos manejos, incluyendo el trasiego de dinero que se hizo a Panamá y que está bien documentado, en el que participó personal al servicio de la misma señora Sandra Torres al pasar por Protocolo del aeropuerto con maletas de dinero.
 
  La corrupción es uno de los grandes flagelos del paí­s y nos cuesta diariamente algo más que dinero. Literalmente en Guatemala se muere gente por falta de recursos en salud y seguridad, dinero que se desví­a a la bolsa de funcionarios o allegados como puedan ser la hermana y sobrinas de quien fuera poder tras el trono en este patético perí­odo.

Minutero:
No deja de ser extraño 
que investiguen lo de antaño 
sin tocar ningún trinquete 
hecho en este gabinete