No es la primera vez que después de escuchar o leer una noticia me siento perdido al no encontrar el camino que conduzca hacia un mejor destino a Guatemala. Seguramente a usted, estimado lector, le ha pasado lo mismo, porque es de los que todavía guardan la esperanza porque tengamos compostura. Digo esto, porque leímos recientemente titulares que podrían botarle el ánimo a cualquiera, por ejemplo, aquel que dice que la construcción del hospital del IGSS en Coatepeque no pasó por la debida licitación; el que informa que la Contraloría de Cuentas encontró anomalías por Q12 millardos; el que informa que “Proliferan contratos de última hora en Comunicaciones†y aquel otro que nos cuenta que en Mifapro se borran sus datos.
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¿No dan ganas de traer el tractor de mayor tamaño para pasarlo sobre el montón de corruptos que nos mantienen en el peor de los predicados, para luego tirarlos en una fosa común? Tal es el tamaño de la pacaya la que le tocó al general Pérez Molina, que no va a poder dar ni un solo paso sin toparse con tremendas transgresiones a la Ley, lo que viene a demostrar una vez más que los valores y principios de los funcionarios se dejaron ir dentro de aquel hoyo de la zona 2 capitalina que tanto costó tapar. Algunos, con buena intención y más que todo esperanza, creen que la CICIG vino a enseñarnos cómo se aplica la justicia, pero con tristeza debemos reconocer que no era la ignorancia la que impedía su correcta aplicación, sino que desde hace rato nuestros políticos le agarraron sabor al caldo y no hay quién los quite del sopero.
Por ello creo que no queda otro camino más que tomar el Plan Integral de Fiscalización por la Transparencia 2011 que preparó la Contraloría de Cuentas para llegar a la Dirección de Caminos a barrer corruptos; lo mismo hacer en Covial; en el IGSS por la sobrevaloración de medicamentos; en el Ministerio de Gobernación por tantas cosas indebidas que fueron a encontrar; también en Salud Pública; en el Programa de Desarrollo Agrícola y Asistencia Alimentaria y hasta en el Ministerio de Trabajo. No le queda otra a la señora Contralora sino proceder sin mayor dilación a entablar las demandas judiciales penales para que, antes del 14 de enero del año entrante, día en que asumirá el general Pérez Molina, los transgresores ya estén debidamente resguardados.
Queda pues en manos de aquellos funcionarios que se mantuvieron callados durante los tristes cuatro años del gobierno de Colom, por razones que no vienen al caso enumerar, preparar el camino al Presidente electo para que también al asumir el poder pueda actuar sin mayores contemplaciones contra los responsables de tantos malos manejos de fondos públicos. Y por favor, ya dejemos de contentarnos con estarle pidiendo a la CICIG que haga, lo que solo a nosotros corresponde hacer.