Durante el transcurso del presente año he publicado numerosos artículos en contra de las pretensiones de empresas transnacionales de realizar trabajos de exploración y explotación de recursos naturales del país, como son los casos del litoral del océano Pacífico y del área protegida de Punta de Manabique.
En lo que atañe a explotación de hierro en las playas marítimas del sur del país, y ante la presión de algunos columnistas y varias organizaciones ambientalistas, autoridades del Ministerio de Energía y Minas aparentemente dieron marcha atrás y ya no autorizaron semejante despropósito; pero no ha ocurrido lo mismo en lo que respecta a la instalación de una planta de gas licuado en Punta de Manabique, porque el Ministro de Ambiente no ha atendido las decisiones del Consejo Nacional de íreas Protegidas de no autorizar los estudios de impacto ambiental presentados por la empresa mexicana Tomza.
Hasta hace un par de meses aproximadamente, yo era de la opinión de que el Gobierno del presidente ílvaro Colom debería inhibirse de tomar una decisión al respecto, pues suponía que el gobernante, por medio del ministro Luis Zurita, accedería a las exigencias de la compañía mexicana, en vista de que, como se dio a conocer en múltiples oportunidades, el mandatario utilizó aeronaves de esa compañía para realizar viajes al extranjero, por lo que debería dejar para el próximo Gobierno la responsabilidad de ese caso, cuando aún no se sabía quién sería el futuro Presidente de la República y menos aún el nombre del o la responsable del Ministerio de Ambiente.
Pero las circunstancias han cambiado porque el presidente electo Otto Pérez Molina ya anunció que la futura titular de esa cartera ministerial será la señora Roxana Sobenes, a quien organizaciones ambientalistas le atribuyen estar presuntamente vinculada a empresas mineras extranjeras y que ello implicaría su supuesta inclinación de favorecer las operaciones de la planta industrial de Tomza en Punta de Manabique.
El Centro de Estudios Conservacionistas ha denunciado que el actual ministro no acude a las sesiones del Consejo, cuando la agenda de la reunión incluye el tema de Tomza y su proyecto industrial, como si tuviera la intención de que no sea el actual régimen el que tome tan delicada resolución, argumento con el que coincide el Centro de Acción Legal, Ambiental y Social, señalando que Zurita tiene “intereses privados†en este tema, mientras que el presidente Colom, al ser consultado acerca de este caso declaró que no tiene conocimiento de lo que ocurre en el seno del Conap en lo que se refiere a las pretensiones de Tomza (¿¡!?).
En pocas palabras, Colom y Zurita le quieren dejar la pacaya a Pérez Molina y a la señora Sobenes, que podrían inclinarse por autorizar la instalación de la planta industrial en Punta de Manabique, con todo y sus nefastas consecuencias para los ecosistemas de su entorno.
(El ambientalista Romualdo Tishudo le preguntó a cierto alto funcionario del ministerio de Ambiente: -¿Conoce usted los reptiles que hay en Izabal? El burócrata responde: -Sí; son animales que se disuelven en el agua).