Leyendo un artículo en la revista internacional Time me llamó la atención la visión que se presenta para los próximos años de la crisis económica de Europa, y los grandes temores de los inversionistas de Estados Unidos al conocer que el llamado sueño de la Unión Europea puede llegar a su fin próximamente, lo que impactará seriamente en el proceso productivo, económico y financiero del mundo, incluyendo a Guatemala.
En el artículo se menciona a la actual crisis económica y financiera europea, indicando que ninguno de los países de dicha comunidad económica y política desea cargar con el bache de Grecia, porque ya se ven venir otros países que tienen serios desequilibrios macroeconómicos como España, Italia y con menos gravedad, Francia. También se menciona a Portugal, pero con especial trascendencia porque dicho país ya sobrepasó la problemática económica y la transformó -en buena parte gracias a esa indiferencia de sus propios pares europeos- en una crisis financiera, en donde la banca ha perdido las calificaciones internacionales de riesgo, y se prepara para la bancarrota. El temor que se hace mención no es precisamente por la solidaridad del nuevo aliado económico, político y militar de Estados Unidos, sino por el temor del impacto que pueda conllevar una fuerte crisis europea en los mercados internacionales, y con ello decaer aún más la tan volátil y sensible economía estadounidense.
A su vez entonces, es necesario que Guatemala tome sus precauciones ante un posible escenario de debacle internacional de índole económica, aunque se conoce que actualmente hay múltiples acciones para paliar o evitar dicha crisis. Nuestro país alcanzó valientemente a librar, con pocos efectos negativos, la crisis económica mundial de 2008-09, pero el mérito fue no sólo por las acciones del presente gobierno, aunque se reconoce que la política anti-cíclica propuesta y ejecutada parcialmente sí tuvo su efecto favorable. Es de reconocer, entonces, que una política macroeconómica estable y correcta de los últimos diez años favoreció al país en ese proceso internacional que obligó, además, a un recorte económico de empresas y empleos, habiendo poco a poco en los últimos años balanceado las acciones, al extremo que la economía pareciera estabilizada y en crecimiento, según los indicadores de la CEPAL, secundados por los del Banco de Guatemala, y los índices de estabilidad inflacionaria emitidos por el INE y de aumento de recaudación tributaria señalados por la SAT.
Sin embargo, quienes conocen el tema económico-financiero, saben que hay otros elementos que impiden que nuestro país pueda cantar victoria o bien desentenderse de lo que sucede en los mercados internacionales, como el europeo y el de nuestro vecino del norte. El primero y más importante, el nivel de subdesarrollo con el que actualmente cuenta Guatemala, lo que obliga a realizar una inversión en red vial, educación, salud, justicia, seguridad y cuanta más necesidad exista, dándole prioridad, por supuesto, a los problemas de hambre y desnutrición. El segundo, el endeudamiento tanto interno como externo; lo que preocupa aún más cuando conocemos que el presupuesto de 2012 será financiado en parte por esa deuda que ha crecido ampliamente en estos últimos dos años, así como la emisión de nuevos bonos (deuda interna) para el pago de la deuda flotante en el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda. Esa combinación, al que le podemos agregar factores como la desaceleración económica por la incertidumbre que genera la violencia y la poca inversión, y la pálida situación de los mercados internacionales, podría desembocar en una receta terrible para el país.
Guatemala tiene anuncios de vientos de cambio con el nuevo gobierno, esperemos un mejor orden en las finanzas públicas, una reorientación con efectividad del gasto público, para balancearlo en temas de seguridad y justicia, no olvidando el elemento social para quienes verdaderamente lo necesitan, una lucha contra la corrupción y la atracción de mercados internacionales para invertir en Guatemala. En otras palabras, tanto Europa como Estados Unidos pueden alcanzar las crisis económicas anunciadas, lo que afectará ampliamente a nuestro país, pues ambos mercados son prioritarios para la exportación de nuestros productos, lo que obliga a tener una situación financiera interna estable, y voltear a ver, además, a otros mercados como Asia, Sudamérica y ífrica, entre otros.