Guatemala es primero (II)


francisco-reyes

En el preámbulo del libro escrito por Alberto Fuentes Night, quien fungiera como ministro de Finanzas durante más de medio perí­odo del actual gobierno, Edelberto Torres Rivas, de forma sumamente atinada, da un categórico  y exacto concepto actual de CACIF.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

 


De igual forma, a medida que se desarrolla el contenido del documento se evidencia y comprueba lo que para mí­ no es una sorpresa, la existencia de una supercúpula económica que él denomina G8 y cómo personas como Juan Luis Bosch Gutiérrez, apoyado por los integrantes de esa élite, dan cátedra y pretenden imponer cuáles son las directrices fiscales, económicas y sociales que los gobiernos deben de seguir en nuestro paí­s.
 
También él señala cómo se impide el aumento de la carga tributaria. La enorme falta de voluntad polí­tica y valor que el presidente Colom tuvo, evidencia que igual que ha acontecido en otros gobiernos los entretuvieron con mesas, pláticas y diálogos que nunca concretaron o produjeron ningún acuerdo en el área fiscal, ni en el área laboral, económica o social.
 
Tristemente todo lo que incluye el libro “Rendición de Cuentas” y mucho más lo viví­ y lo experimenté en mis varios años como director de la Cámara de Comercio, de CACIF e incluso de colaborador de Fundesa.
 
Porque Guatemala es y debe ser primero, tanto en esos ambientes privados como en los puestos del sector público, cuando me correspondió la oportunidad de desempeñarme en la junta directiva del Seguro Social, en la gerencia e intervención del mismo y posteriormente dos veces como diputado por el distrito metropolitano y como miembro y presidente en su oportunidad de la Comisión de Finanzas y vicepresidente de la República, siempre expresé al general Rí­os Montt, Alfonso Portillo y a los miembros del Congreso y del Gabinete de gobierno, que tení­amos que comprender y defender el bien común y no el particular, que ello implicaba no dar privilegios, no ponernos al servicio de unos pocos en detrimento de la gran mayorí­a de guatemaltecos.
 
Por supuesto, esas actitudes traen consecuencias, nos hacen personas “non gratas” por cuanto lamentablemente quien no sirve a los grupos de poder se convierte en un enemigo gratuito y como consecuencia de ello, es pública y privadamente criticado con medias verdades y más grave aún señalado con falsedad, por cuanto esa es la manera de crucificar a quien no se subordina. Por el contrario, si uno se convierte en instrumento y en extensión de los intereses de los grupos privados de poder puede ser, como en el gobierno de Berger, ministro de Salud, Gobernación o Relaciones Exteriores. Es más, puede ser socio y directivo de un banco, quebrarlo, costarle millones de millones de los impuestos al Estado y aún así­ seguirí­a siendo sostenido y defendido por la supercúpula económica y por el sistema de empresarios organizados, aspecto que también ha sido documentado, aunque no suficientemente en diferentes publicaciones, casos y juicios.
 
Hoy nuevamente, después de una tormenta eleccionaria se produce un compás de espera, un espacio de calma en el que un nuevo presidente y vicepresidenta tienen que decidir cómo cumplir sus principios, sus compromisos de campaña, ante todo, tienen que decidir a quién le rendirán cuentas, dí­a a dí­a, durante los próximos cuatro años. Esperemos que en la mayorí­a de acciones su proceder y su actuar sean de colocar a Guatemala primero.
 
Solo el tiempo, solo los hechos serán los que concretarán y materializarán si en nuestro paí­s nuevamente se tiene un gobierno del pueblo, para el pueblo o de nuevo se incurre en un gobierno empresarial. “Qué será… será”.