El «bullying» en la polí­tica


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El caso que se da en los centros educativos privados o públicos, de todos los grados, “bullying” (en inglés), no es patrimonio suyo, sino también, con su modalidad, se me ocurre, se practica en los partidos polí­ticos que se desempeñan por llevar a sus lí­deres a la primera magistratura de la Nación.

José Antonio Garcí­a Urrea

 


Aquí­ en Guatemala, se empezó a poner en práctica después de la Revolución de Octubre de 1944, cuando uno de los dos finalistas perdió en la segunda vuelta y pasó a constituirse en la “oposición”, con sus diputados en el Congreso de la República, con el fin primordial de atrancar todo aquello que en beneficio del pueblo tratara de hacer por medio de leyes el partido triunfador, pero que lograba superarlo porque contaba con la famosa “aplanadora”.

De esta actitud se ha dado a conocer internacionalmente por los medios de comunicación social; recuerdo una fotografí­a de dos parlamentarios chinos, polí­ticamente opositores, que en plena sesión parlamentaria se liaron a bofetadas al defender uno de ellos sus puntos de vista que estaban siendo atacados sistemáticamente por el partido contrario aplicándole el “bullying”.

Entre nosotros, como dejo dicho, se viene haciendo tantos años atrás, y continúa en la actualidad y seguirá haciéndose durante los cuatro años que habrá de gobernar el partido que ganó las recientes elecciones en segunda vuelta, no obstante que se prometió que se respetarí­a el veredicto ciudadano, pues como es natural en estas circunstancias, cada uno se consideraba triunfador, pero a la hora de la verdad resulta duro cumplir con esa promesa, que es una más de campaña.

Sin embargo, tal actitud es contraproducente porque enví­a un mensaje negativo, especialmente a la ciudadaní­a consciente que es la que en definitiva decide el triunfo, como se vio en el caso presente, el voto de los capitalinos escogió a quien consideró apto para gobernar el paí­s los próximos cuatro años, porque como se estuvo diciendo que se pensara y se analizara el voto y no es que se esté en contra del ciudadano rural, es que en el campo, como se le dice, el ciudadano por el atraso de instrucción en el que se le mantiene, no está mentalmente capacitado para hacer un análisis del momento polí­tico que se está viviendo, y por lo tanto, es presa fácil de quienes actúan como sus orientadores y los manipulan hacia donde emitir su voto.

Los perdedores, considero, deben cambiar su estrategia, algunos ya lo hacen, pensando con inteligencia en apoyar todo aquello que va en beneficio del paí­s porque eso les capta simpatí­as y va en abono de su futura campaña, pero al aplicar el bullying, el mensaje es de que están en contra de lo que beneficia al paí­s, y que lo único que se persigue es satisfacer un capricho. Los diputados se deben a sus electores y han de responder a nivel de Nación, y al oponerse a esos beneficios, los están afectando a ellos.

Es hora de pensar que Guatemala, es una y de que todos tenemos la obligación de ver por su prosperidad, y trabajar por ella, desde la posición en la que estemos situados.