Ayer, nuestra portada mostraba tres rostros que deben ser considerados como ícono en la batalla para frenar la violencia contra la mujer, pero que también nos deben servir como un llamado a esa vergí¼enza que como sociedad tenemos que sentir si no logramos detener la actitud de agresividad y agresión irracional en contra de las mujeres.
Cristina Siekavizza, Mindy Rodas y Emilia Quan pasaron una línea muy delgada que también han sufrido miles de mujeres en nuestro país, en la que se pueden confundir los problemas entre un hombre y una mujer con la agresión física que termina siendo trágica.
En todos los estratos sociales de Guatemala se pueden escuchar historias de agresiones entre parejas que, muchas veces, van escalando hasta llegar a jugar literalmente en la línea de la vida o la muerte. Casos en los que muchas veces las personas del entorno voltean a ver para otro lado porque consideran que esos asuntos no les “incumbenâ€.
Cuando existe una disputa, siempre se intenta buscar ganar desde la posición en que cada individuo esté. En estos casos, el único ganador es la estupidez que con el uso de la fuerza bruta se quiere imponer sobre cualquier desacuerdo o problema que, sin importar la seriedad del caso, no puede ameritar la salida violenta.
¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo los testigos silenciosos de esas prácticas de intolerancia que van desde la intimidación verbal y psicológica, hasta las agresiones físicas que sufren diariamente miles de mujeres? ¿Hasta cuándo vamos a dejar que sean reclutadas esas víctimas mortales del futuro que van guardando sus secretos para evitar que se haga todo “más grandeâ€? Simplemente, es momento de ser intolerante ante las agresiones. Esa estupidez que gana en los casos de violencia contra la mujer, debe ser sustituida por la razón.
Nos unimos al dolor que los familiares y amigos cercanos de Cristina, Mindy y Emilia sienten. Pero también nos unimos a lo que otras miles de guatemaltecas han vivido y las que siguen viviendo en ese martirio de un mundo de agresión y sumisión ante la estupidez. Simplemente, no puede continuar.
Como sociedad, debemos ser parte del cambio; acompañantes de esas valientes mujeres que se animan a decir un “hasta aquí†antes de pagar con su vida el precio del silencio. La denuncia es la salida y el entorno es el apoyo. No permitamos que la estupidez siga siendo la que gana la partida. Luchemos con mucha fuerza, para que sea la razón la que nos domine como sociedad y que nuestras diferencias sean tratadas con la cabeza en lugar de la agresión.
Mujeres, no se necesita ser fuerte para golpear de regreso; solo se necesita ser fuerte para denunciar.
MINUTERO:
Que domine la razón
en lugar de la agresión;
terminar con inmediatez
con tanta estupidez