Lo más fácil es seguir gastando a manos llenas. Lo disfrutan los que se alimentan de la burocracia, quienes viven a costa de los recursos del Estado, los que creen que el Gobierno se hizo para mantenerlos bien. Por ello es que nuestro presupuesto siempre tiene déficit y nos endeudamos cada día más. De ahí que cuando hablamos de que hay que acabar con el derroche, los desvíos, la corrupción, abuso de poder y burocracia muchos se oponen frenéticamente. No hablo de recortar plazas de maestros, de reducir la compra de medicinas o de no reparar las carreteras.
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Me refiero, entre miles de cosas más, a que si un diputado tiene hambre pida lo que quiera a un servicio de comida rápida y la factura la pague con dinero que salga de su bolsillo, porque no tiene por qué hacerlo el Estado. ¿Acaso eso denigra a los representantes del pueblo, al que apenas le alcanza para comer frijoles, sin tortillas porque andan por las nubes? Hablo que debe reducirse drásticamente y por parejo el pago de coleros, guardaespaldas y matones porque toda esa gente debe brindarle seguridad al pueblo y no estar al servicio de funcionarios y diputados, apareciendo después en las nóminas del Legislativo bajo el rubro de “técnicos operativosâ€.
Ahora que está de moda que los exministros escriban libros para justificar sus errores ¿alguno habrá escrito sobre las cuentas del millonario gasto de combustibles para hacer mover los millares de vehículos del Estado? Me imagino que no, pues se olvidan de aquel refrán de nuestras abuelitas que decía que “de centavo en centavo se hacen los grandes capitalesâ€. Otra pregunta: ¿alguien habrá revisado el costo en pasajes aéreos, gastos de representación, viáticos y demás estipendios en viajes que no han representado absolutamente ningún beneficio para el país y solo el disfrute de los que los hacen a sus costillas? No hay derecho para que se siga derrochando el dinero de esa forma, cuando tanta falta hace para comprar medicinas y equipos para los hospitales.
Don Mariano Rajoy prometió que al llegar a ocupar el cargo de presidente del gobierno de los españoles recortaría todo, a excepción de las pensiones de los jubilados. ¿Será que lo hace por habérsele aflojado un tornillo de la cabeza o porque simplemente aplica la elemental lógica para ahorrar dinero, quitando lo que no es prioritario o indispensable con el fin de lograr una sana política económica para beneficio del mejor futuro de su país? Nunca estaré de acuerdo en el gasto inútil de realizar cumbres, cónclaves o encuentros de presidentes, vicepresidentes y de otro tipo de funcionarios sin lograr resultados reales y positivos. Por ello cuestiono que se siga perjudicando al erario nacional con encuentros, como el recién celebrado por Vicepresidentes, al que por cierto ni vinieron todos, para hablar de sueños que no van a poder realizar.