El jueves pasado, en una nueva y moderna sede de trabajo, la Cámara Guatemalteca de la Construcción celebró sus 40 años de fundación, con una cena de gala, dirigida principalmente a exdirectivos y asociados activos, en la cual se recordó que dicha entidad empresarial ha sido un factor importante para el desarrollo de Guatemala.
Aunque fue por corto tiempo, tuve la oportunidad de asistir como invitado a dicho evento, el cual tuvo como aspectos meritorios de mencionar, la historia de la fundación de la CGC y los grandes aportes que se han canalizado por medio de acciones de desarrollo a nivel nacional. Por los videos, narraciones e historias pasaron carreteras históricas para el país, así como proyectos de infraestructura de vivienda que han permitido al Estado una alianza estratégica con el sector privado, bajo premisas de situaciones de mutuo beneficio.
Durante los discursos principales, se mencionó los aspectos de los últimos años y la pésima situación vial del país, así como la obligada reseña de explicar que los acontecimientos naturales, hoy conocidos como desastres por sus efectos, hacen ver la vulnerabilidad de nuestro territorio. En ese marco de explicación, su actual Presidente hizo énfasis sobre los códigos de ética que predominan en dicha entidad, lo que genera que exista una depuración sana entre las empresas asociadas, especialmente para garantizar que no exista competencia desleal (para el sector privado) y fuentes de corrupción para el Estado.
A muchos guatemaltecos nos da cólera ver cómo nuestra infraestructura no tiene un buen mantenimiento, además de descubrir que la calidad con que se construyen las obras pareciera no ser la idónea, encontrando quienes visitamos el interior del país, calles en pésimo estado y qué decir de aquellas obras que nunca se terminan, pero sí se cobran. Por ello hoy más que nunca es indispensable que las empresas que sean calificadas para el desarrollo de estas obras, sean verdaderamente certificadas, con experiencia y además de una libre competencia, que se les sancione en casos de incumplimiento, no solo con multas o ejecución de seguros de caución (antes fianzas de garantía), sino con el repudio público y la prohibición de no volver a participar como oferentes del Estado. Ese es el tipo de competencia desleal a la que se ha enfrentado el gremio de la construcción y la CGC en los últimos años, y lo que motiva al futuro gobierno a desistir en la contratación de organizaciones no gubernamentales que no sean empresas de construcción, sino simples intermediarios que se enriquecen con comisiones ilegales y que evaden procedimientos de la Ley de Contrataciones del Estado. Los fideicomisos también es una agenda pendiente de regular por el próximo gobierno y de lo que sería interesante conocer la postura de los constructores, quienes ya en alguna vez se han opuesto, pero sin utilizar la verdadera fuerza que les caracteriza.
La Cámara Guatemalteca de la Construcción ha denunciado estos hechos desde hace mucho tiempo, y a su vez ha logrado evidenciar que muchas circunstancias ilegales de los últimos gobiernos ha sido mantener una deuda flotante, la cual pareciera crecer en cada gobierno, y que llevará a la quiebra a algunos pocos, y a otros les hace perder efectividad y competitividad. La deuda flotante es ilegal e inmoral, e inclusive fue objeto de acciones para evitarlo de parte de un ex ministro de Finanzas Públicas de este gobierno, pero la presión fue demasiado fuerte, seguramente por aquellos que están vinculados a todo este aspecto de corrupción dentro del Estado, sin ponerse a pensar que brindar vivienda e infraestructura vial, permiten a Guatemala pensar en iniciar una ruta de progreso, fomentando la economía rural, el turismo nacional y extranjero, fuentes de trabajo permanente, entre una larga lista de beneficios.
Por eso, escuchar a expertos ingenieros y licenciados que hablan de su compromiso con el país y de denunciar actos de corrupción, es refrescante; la población estará muy presta a seguir sus acciones que garanticen la calidad del gasto en infraestructura, así como un cobro justo por su trabajo, además de un cero tolerancia a la corrupción. Felicitaciones por esa noche tan especial vivida, la noche del constructor y que continúen siendo un sector de incidencia, como pilar del desarrollo del país.