Interesante libro «El Diputado», editado en Petén…


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Dí­as antes de efectuarse la ruidosa segunda vuelta polí­tico-electoral, recibimos en la administración de LA HORA un pequeño libro intitulado El Diputado que fue entregado en el vespertino por persona cuyo nombre ignoramos, en el que aparece como autor Rony Rodrí­guez, que puede ser su nombre de pila o de batalla.

Marco Tulio Trejo Paiz

 


Desde los primeros párrafos nos picó la curiosidad respecto del contenido de la obra, tipo folleto, por lo que la leí­mos en un dos por tres, tal como lo hacemos con otros libros que dan ganas de ojearlos y ojearlos desde el alfa hasta la omega…

“El Diputado” es el protagonista del libro, y se llega al final sin mencionar sus nombres y apellidos, más puede identificársele por sus actuaciones en los distintos campos del quehacer, sobre todo cuando quiso llegar a la cima del poder.

El ambiente en que transcurre todo lo que se dice es el área central de Petén y, a ratos, también, como de refilón, algunos otros lugares de dicho departamento. Las incidencias relatadas son muchas y de suyo candentes.

Como asunto, se hace referencia a un conflicto surgido en 2008 entre El Diputado, sus compañeros de  ruta y la AEU-Petén.

Dos miembros de la citada unidad universitaria, que es una de las extensiones de la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, son capturados por considerarlos, supuestamente, extorsionistas y secuestradores: Uno es nombrado como Carlos y el otro como Elmer, cuyos apellidos son omitidos.

Según se indica desde las primeras páginas de la citada obra, a Carlos lo hicieron caer en una trampa tendida en una gasolinera, propiedad de El Diputado, para sindicarlo como un chantajista o extorsionista que pretendí­a hacerse de la cantidad de Q180 mil a cambio de no decir ni esta boca es mí­a en relación con un “megaedificio” que serí­a construido a orillas del Lago Petén Itzá, en las proximidades de las oficinas de las principales autoridades peteneras.

La construcción del monstruoso edificio se extenderí­a, una parte en  terreno firme y otra en un espacio “robado” al Lago Petén Itzá, lo que ha repudiado y rechazado  rotunda e indignadamente la población, pero ciertos potentados, incluido El Diputado, insistí­an en hacer el inmueble a contrapelo de toda la gente de la isla de Flores y de los respectivos contornos.

Algunas autoridades deseosas de entrar en el aro de los acaudalados y El Diputado, además de unos ciudadanos rasos dedicados al comercio, se estuvieron oponiendo tí­midamente, como haciendo “ojo pache”, a la erección del edificio que llevarí­a en sus entrañas un gran centro comercial más o menos como los  de la cadena Walmart establecidos en nuestra metrópoli capitalina…

Se cita en la obra en mención en el curso del conflicto entre El Diputado –a quien  apoyaban poderosos mercantilistas– y el estudiantado de la AEU-Petén, un ataque a balazos contra la sede del CUDEP (Cetro Universitario de Petén), donde se refugiaron algunas noches, para engañar al sueño, todos  los estudiantes que temí­an ser ví­ctimas de  atentados criminales.

Fogosos y temerarios muchachos del CUDEP se han dedicado a contrarrestar con gallardí­a y bizarrí­a las acciones del promotor de la acción de violencia contra todo el estudiantado. Es así­ como, según se relata, han tocado puertas por aquí­ y por allá en Petén y en esta capital, demandando investigaciones y demás actos orientados a poner fin a la rusiente problemática. Ya el Consejo Superior Universitario, enterado de la grave situación, ha tratado de buscar una adecuada solución a ésta y, oportunamente, emitió un comunicado reprobando los actos de El Diputado y sus compañeros de ruta, amén de dar la razón de sus actuaciones al estudiantado universitario que ha sido ví­ctima de acusaciones calumniosas, totalmente falsas.

El libro El Diputado contiene 105 páginas muy ilustrativas del zipizape que tuvo su origen el 13 de junio de 2009 y se  alargó por espacio de algún tiempo dejando toda una cauda de descontento entre la población asentada en pleno corazón de Petén.

Y terminamos el relato lamentando todo lo acontecido y deseando  que vuelva realmente la paz verdadera y duradera; menos mal que no hubo muertos ni heridos, sólo unos jóvenes universitarios apresados y procesados gí¼izachescamente que estuvieron viendo la luz a cuadros algún tiempo.

A los lectores, pues… no les será difí­cil identificar de cuerpo entero, como quien dice, ¡a El Diputado!…