El primer ministro chino Wen Jiabao llegó el miércoles a Japón para continuar el acercamiento entre ambas potencias asiáticas, que en los últimos años estuvieron a punto de enemistarse a pesar de la interdependencia económica creciente.
Esta visita oficial de tres días es la primera de un alto dirigente chino a Japón después de la del ex primer ministro Zhu Rongji en 2000.
«Espero que el primer ministro Wen guardará un buen recuerdo de su viaje», declaró el martes el jefe del gobierno japonés, Shinzo Abe, que desea «construir una relación estratégica para nuestro mutuo beneficio».
Después de la grave crisis diplomática de los últimos años, tanto Tokio como Pekín tienen todo por ganar con un acercamiento, por lo que empresarios de ambos países hacen esfuerzos en ese sentido, mientras los intercambios comerciales y las inversiones directas entre los dos países están en pleno auge.
Por cierto, la economía debería ser uno de los temas centrales de la cumbre entre el primer ministro Wen y su homólogo Shinzo Abe el miércoles en la tarde.
Los dos dirigentes deberían firmar un acuerdo de cooperación en el terreno energético, a través del cual Japón aportará su experiencia en materia de reducción del gas con efecto invernadero.
Pekín tuvo un gesto de buena voluntad y unas horas antes de la reunión afirmó que reanudaría las importaciones de arroz japonés, suspendidas en 2002, oficialmente por razones sanitarias.
La crisis nuclear norcoreana también será tema de grandes conversaciones, cuando el desbloqueo de fondos norcoreanos, condición sin concesión planteada por Pyongyang para cesar su programa nuclear, acaba de ser anunciado.
Los dos dirigentes también deberían abordar los puntos de desacuerdo, entre los cuales el diferendo sobre las reservas de gas que se disputan los dos países en el mar de la China oriental y sobre el cual no se ha llegado a un acuerdo a pesar de las intensas conversaciones.
Las relaciones diplomáticas chino japonesas se habían degradado seriamente durante el mandato del primer ministro Junichiro Koizumi, un populista de derecha que dejó el poder en septiembre.
Los chinos se consideraban particularmente ofendidos por los peregrinajes que Koizumi efectuaba regularmente a Yasukuni, monumento del nacionalismo japonés.
Su ducesor Shinzo Abe, un «halcón», conocido por sus opiniones nacionalistas, causó escándalo en Asia cuando restó importancia al papel de Japón en la prostitución forzada de mujeres asiáticas durante la Segunda guerra mundial.
Pero hasta ahora ha evitado decir si continuará o no las peregrinaciones nacionalistas lo que ha ayudado mucho para el acercamiento con Pekín.
En octubre pasado, Abe hizo en China su primer viaje oficial al extranjero.
«Si la visita a China de Abe rompió el hielo, espero que mi viaje a Japón provocará el deshielo», había declarado Wen.
El jueves, el dirigente chino tendrá el gran honor de pronunciar un discurso ante la Dieta, y será luego recibido por el Emperador Akihito y la emperatriz Michiko.
El viernes, Wen irá a Kyoto, la antigua capital imperial, donde se reunirá con estudiantes y a la gran metrópoli vecina de Osaka para un encuentro con los círculos de negocios.