Se ha iniciado el proceso de cambio de mando, tiempo adecuado y suficiente, consistente en dos meses y días, para que el Gobierno saliente, presidente, vicepresidente, ministros y secretarios, se coordinen con el Presidente y Vicepresidenta electos, con los integrantes del nuevo Gabinete, ministros y secretarios.
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A diferencia de gobiernos anteriores no les sucederá, por ejemplo, lo que le pasó a Alfonso Portillo y a mi persona, que salvo una muy ligera e informal reunión con el presidente ílvaro Arzú y el vicepresidente Luis Flores, no existió cambio de mando, sino como sucede entre los patojos, nos dijeron te tocó y aquí te dejamos el gobierno, las oficinas y averiguá lo que podás para ejercer el mandato. Fue tal el extremo que el gerente de la presidencia Mariano Rayo trasladó a diferentes dependencias vehículos, computadoras, impresoras y demás equipos y se entregó la Casa Presidencial inoperante, hasta sin papel en los sanitarios.
Esto no puede volver a suceder, no solo porque hoy legalmente existe el tiempo suficiente sino porque se debe comprender que el cambio de mando no es un acto hostil, sino el traslado de funciones, de responsabilidades, de acciones en proceso y desarrollo de un acto de continuación del rumbo de la nación. Es de esperar que dentro del proceso haya reuniones adecuadas y suficientes a nivel de ministerios, viceministerios, secretarías y demás.
A su vez, desde el presidente ílvaro Colom hasta el último de los funcionarios deben saber que el gobierno no puede ser interrumpido, no debe ser manipulable o falto de acción, hacerlo sería cobardía e irresponsabilidad. Como bien le respondió a Pablo Rodas Martini un ministro del gobierno saliente en Chile, ya electo el primer gobierno de la Concertación, cuando Pablo le planteó ante la delegación de guatemaltecos que estuvimos en Chile reuniéndonos con ministros y funcionarios salientes y entrantes: “El gobierno es uno solo, no puede dejar de gobernar un solo día†de la misma manera que a un paciente hospitalario no se le puede dejar de tratar y medicar.
Si el presidente Colom, vicepresidente Espada, los ministros y secretarios no continúan ejerciendo su mandato, afrontando y resolviendo los problemas de corto, medio y largo plazo deben “RENUNCIAR†porque hasta el último día son y deben ser responsables de su cargo. Es más, lo que tal vez han dejado de decidir o de hacer con mayor razón deben hacerlo antes de concluir su período.
En cuanto al procedimiento y actos protocolarios de cambio de mando, el gobierno saliente y entrante, deben preocuparse del primero hasta el último detalle. Es oportuno remozar el Teatro Nacional (asignar adecuada e imparcialmente los asientos), en el Palacio Nacional (reponer el domo y reparar los baños que no funcionan, evitar el hongo), adquirir los bienes necesarios para que el acto de transmisión de mando sea un final y un principio que honre a la nación ante el mundo.
El Congreso debe ser puntual, formal, solemne; los diputados salientes irse con la frente en alto y los entrantes asumir con dignidad el mandato, descartando los actos de sabotaje, venganza, de bajeza, subordinación o cumplimiento a los designios de los financistas y grupos de poder. El Presidente y Vicepresidenta electos, a partir del 14 de enero del año entrante, son la representación de la unidad nacional; no deben mirar atrás, deben mirar hacia delante, asumiendo la responsabilidad y la dignidad que les otorgó la mayoría de votantes, iniciar el primer día en búsqueda del bien común. “Con la vara que midas serás medido y una cuarta másâ€.