Osasuna, vencedor 3-0 en Leverkusen en la ida, parece a salvo en la vuelta de unos cuartos de final de la Copa de la UEFA muy abiertos, el jueves, cuando el defensor del título, el Sevilla, viaja al campo del Tottenham con un pequeño gol de ventaja solamente.
Vencedores 2-1 en la ida, los sevillistas viajan a Londres sin su guardameta Andrés Palop ni el delantero uruguayo Ernesto Javier Chevantón, lesionados, pero con Frederic Kanouté, máximo goleador de la Liga (19 goles).
Los andaluces, que no marcaron en el campeonato (0-0 el domingo en Santander) pero continúan segundos detrás del FC Barcelona, no planean echarse atrás. «No es posible jugar al 0-0 y además no es el estilo del Sevilla», avisó Christian Poulsen, centrocampista danés del club.
El Benfica recibe al Espanyol, confiado en los dos goles marcados en Barcelona (3-2) en la ida.
El ambiente también es distendido en casa de los catalanes. «Hemos alcanzado el primer objetivo (41 puntos para la permanencia)», valoró su entrenador, Ernesto Valverde. «Es mejor enfrentar al Benfica después de haber ganado (contra la Real Sociedad, 1-0)».
Ante el AZ Alkmaar (0-0 a la ida), el Werder Bremen deberá absolutamente superar sus errores ofensivos (10 goles en 9 partidos de Bundesliga cuando el club marcaba antes una media de 3 por encuentro) y su delantero estrella Miroslav Klose recuperar su forma.
«Después del empate de la ida, estamos en una situación peligrosa», reconoció su técnico, Thomas Schaaf.
El AZ Alkmaar, segundo del campeonato holandés a dos puntos del líder, espera alcanzar las semifinales de la Copa de la UEFA, como en 2005.
«El 0-0 es un resultado desconcertante para los alemanes, que estarán obligados a atacar, puesto que estoy convencido que nosotros marcaremos al menos una vez», sonreía el entrenador Louis van Gaal. «Había previsto que el partido de vuelta sería más importante que la ida, y francamente, tengo buenas sensaciones».
Osasuna también las tiene, después del 3-0 anotado en Leverkusen ante el Bayer. Los alemanes, quintos de la Bundesliga, prolongaron su agonía al verse derrotados 4-1 en casa por el modesto Bochum.
«Jugando así, no podemos ganar en campeonato, Copa de la UEFA o un amistoso contra un equipo de aficionados», lamentó el entrenador Michael Skibbe.