Colom, su cita con la oposición y las sombras en la transición


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A cuatro años de su victoria en las urnas, ílvaro Colom, como mandatario, deberá entregar el poder Ejecutivo a su principal opositor, Otto Pérez Molina, quien fue electo presidente el pasado domingo. Inicia así­ un perí­odo de transición en el que una intensa rivalidad marca la distancia entre ambos polí­ticos y la tradición del proceso los acerca, mientras que la promesa de investigar la corrupción en la actual gestión ensombrece el panorama.

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ANDREA OROZCO
aorozco@lahora.com.gt

Varios escenarios eran previsibles para la transición de mando, pero a Colom le correspondió uno de los menos favorables: entregar toda la información de su gestión de gobierno a su principal opositor y crí­tico de las aspiraciones presidenciales de su exesposa.

La situación se complica más si se tiene presente que el hasta ahora lí­der de la oposición prometió una lucha frontal contra la corrupción, que se extiende a la actual administración de gobierno, a la que según dijo, investigará a profundidad y de ser necesario, denunciará penalmente.

De esa manera, Pérez Molina, recién electo presidente, y Roxana Baldetti, vicepresidenta electa, vigilarán el proceso por el que su equipo técnico, en la Casa Presidencial y en todas las oficinas del Ejecutivo, conocerá el estado de los proyectos, las finanzas y las tareas pendientes que los protagonistas del Gobierno central heredarán a sus sucesores.

Desde marzo de este año, el aún mandatario Colom solicitó a todas las dependencias del Estado información de datos técnicos, manuales operativos, financieros y administrativos para iniciar con la redacción de los informes que se entregarán al próximo gobernante.

En este tema trabajan la Vicepresidencia, la Secretarí­a de Comunicación Social de la Presidencia y la Secretarí­a de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan). Las reuniones de información se harán al mismo nivel jerárquico entre funcionarios salientes y sus sucesores.

Aunque el proceso es técnico y formal, todo apunta a que las rencillas polí­ticas entre el Presidente actual y el electo darán un matiz intenso a la transición, en la que además caben dudas sobre la certeza y puntualidad de la información que se dispondrá para la sucesión.

SOMBRAS DE CORRUPCIí“N

La promesa de Pérez Molina, sobre investigar a profundidad la corrupción en el actual gobierno es uno de los puntos de mayor tensión en el proceso. De eso se habla ya en los cí­rculos polí­ticos y académicos del paí­s.

Según Edmundo Urrutia, director del área de estudios polí­ticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, las advertencias que el partido ganador de las elecciones ha hecho sobre persecución contra los actuales funcionarios crean un “ruido” y una situación difí­cil para los miembros del gobierno que salen, pero también comprometen a quienes llegan al poder, pues también en un momento futuro deberán rendir cuentas.

Hans Quevedo, docente de Ciencia Polí­tica en la Universidad Rafael Landí­var, por su parte, dice que debido a la oposición que existe entre el gobierno de la Unidad Nacional de la Esperanza y del Partido Patriota podrí­a haber una “cacerí­a de brujas” contra los funcionarios del gobierno saliente: “Definitivamente eso se va a dar; claro, algunos de los funcionarios se fueron al Congreso y con ello tienen inmunidad”.

El académico considera que la veracidad de la información trasladada depende también de cómo “escarba” el equipo electo, además de la labor que realice la Contralorí­a General de Cuentas y Ministerio Público. “La cuestión de la corrupción, de alguna manera, nunca deja verdaderos datos, solamente deja dudas que se van despejando conforme el gobierno que recibió empieza a encontrar estas situaciones”, estima.

No hay duda en que todos los archivos se pueden anular, sobre todo si un funcionario considera que esos documentos le van a perjudicar, aclara.

EXPERIENCIA

Al referirse al proceso de sucesión de mando, el ex vicepresidente Eduardo Stein explica su visión sobre lo difí­cil que resultarí­a para el Presidente entregar la información de su gestión a un opositor como el abanderado del Partido Patriota.
 
En un principio Pérez Molina fue el principal rival de Colom en las elecciones de 2007 y en esos tiempos, el intercambio de señalamientos entre ambos candidatos fue intenso; además, este año la crí­tica del opositor se dirigió a la aspiración de Sandra Torres para ser candidata, que finalmente no consiguió hacer efectiva, pero que dividió las opiniones en la campaña.

Pero Stein señala que también “el actual gobierno hizo pública de manera abierta su preferencia por uno de los candidatos de segunda vuelta”, en referencia a Manuel Baldizón.

“Se asume que al ganar el candidato que el gobierno no favorece habrí­a alguna dificultad en el traslado de información”, indica el ex vicepresidente.

Tener a Pérez Molina podrí­a no ser una situación cómoda, pero para Colom podrí­a ser un alivio que sea el vicepresidente Rafael Espada quien coordine el proceso.

“í‰l ha dado garantí­as públicas de que el traslado será absolutamente fidedigno y transparente de esta administración a la que sigue. Además hay ciertos datos que pueden ser verificados y hay otros que son un poco más complejos que son de calidad en la prestación de servicios públicos que son más difí­ciles de verificar”, señala Stein.

¿INFORMACIí“N FIDEDIGNA?

Urrutia afirma que la claridad de los datos públicos depende del equipo que recibe la información, pues deben ser expertos que conocen sobre los temas para que los informes solo complementen lo que esos polí­ticos ya saben. “No podemos esperar a un inexperto para los puestos”, asegura.

Para el entrevistado, los informes de transición deberí­an dar información concreta sobre las instituciones, sus recursos, sus planes y proyectos, pero los nuevos funcionarios deben tener por su cuenta información detallada de lo que sucede.  Además La Ley de Acceso a la Información Pública es una buena herramienta para la transparencia en las actividades de gobierno, afirma.

Quevedo considera que la realidad nacional no es comprendida al cien por ciento por el gobierno entrante pues cada ministro y secretario, se presume, informa sobre lo mejor que ha resultado de su gestión. “Pero realmente sabemos que los nuevos ministros se toparán con trabajos que no se han terminado, problemas y sabrán que los informes no van a tener todo y será solo una parte de la fotografí­a  y ellos deben de llegar y ver la radiografí­a”, advierte.

“Por ejemplo, el presidente ílvaro Colom podrí­a decir que cumplió un 70 por ciento de sus objetivos en seguridad, pero es desde donde él está midiendo, un gobierno cada vez que sale, siempre va a dar a conocer lo que hicieron”, dice el consultado.

EXVICEPRESIDENTE
Stein: Documentación, en algunos casos confidencial, se desaparecí­a


La Hora: ¿Cómo se desarrolla el proceso de transición entre el gobierno saliente y el electo?
Eduardo Stein: Hay por lo menos cuatro tipos de información que el Gobierno que termina le puede dar al Gobierno que inicia. Dos de esos cuatro tipos son prácticamente una obligación; es información programática e información presupuestaria. Es decir, cada ministerio prepara el estado de situación de todos los programas y proyectos que están en curso y por supuesto, un estado de situación de ejecución presupuestaria. A parte de eso, hay un traslado de todos los archivos ordinarios de la administración de cada una de las secretarí­as; en el caso del Organismo Ejecutivo, a quienes reciben el poder. Pareciera una cosa sin importancia, pero conocemos de casos anteriores, por cierto algo recientes, en donde  algunos ministros caminaban para su casa con expedientes del ministerio y se llevaban documentación, en algunos casos confidencial, que se desaparecí­a de archivos del ministerio respectivo. Eso es muy raro ahora que se dé por el grado de auditorí­as a que está sujeto cada ministerio y secretarí­a.  

LH: ¿Cuál es el otro tipo de información que se deberí­a trasladar?
ES: Además hay otro tipo de informaciones, de polí­ticas públicas y que son, quizá, lo que le darí­a continuidad a algunos de los programas y proyectos más importantes, pero que dependen mucho de la voluntad que tenga la administración que se va. Hay aspectos de carácter estratégico ligados a estas polí­ticas públicas que el gobierno que se va no está, por ley, obligado a trasladar porque son cuestiones más dependientes de lo que fueron sus estrategias de desarrollo. La cuarta categorí­a consiste en las experiencias internas de lo bueno, lo malo y lo feo.

LH: ¿Qué nociones se adquieren al recibir esta información, sobre la situación real del paí­s?
ES: Eso depende de con cuanta consistencia y cuán sólido fundamento el gobierno que se va entrega la información al gobierno que recibe. Idealmente deberí­an ser datos públicamente comprobables, de manera que el gobierno que  viene no tenga tropiezos en cuanto a la información que recibe.

LH: ¿Qué tan cierta es la información que se da en el proceso de transición?
ES: Insisto, en la medida en que el gobierno que se va entregue información fidedigna, en esa medida la realidad estará a la vista, pero si el gobierno que se va entrega una visión embellecida de algo que no corresponde a lo que está ocurriendo, puede haber riesgos de distorsión, pero en ese sentido, el equipo del gobierno que viene tiene que tener la sagacidad, la competencia técnica y la astucia para saber distinguir entre datos fidedignos y datos que no corresponden a la realidad.

CAMBIO DE MANDO
Así­ ocurrió en 2008


Desde antes de conocerse al ganador de las Elecciones Presidenciales, en la primera vuelta realizada en 2007 el proceso de transición incluyó a los 14 partidos que postularon el binomio para competir por la Presidencia.

í“scar Berger y Eduardo Stein, presidente y vicepresidente, respectivamente, iniciaron las reuniones de manera general para conocer parte de las propuestas de los partidos en contienda, y “empatarlas” con los programas que el Gobierno consideró necesarios de seguimiento.

Una vez superada la primera vuelta electoral, el proceso de transición se fortaleció con solo dos partidos; Partido Patriota y la Unidad Nacional de la Esperanza, UNE.

En esa etapa, el vicepresidente Eduardo Stein mostró su preocupación, porque las propuestas de gobierno de los dos partidos no eran afines con los proyectos vigentes, por lo que criticó que los partidos no hayan tomado éstos en cuenta para su gobierno. Sin embargo, la transición mejoró una vez declarada ganadora la UNE.

“Se asume que al ganar el candidato que el gobierno no favorece habrí­a alguna dificultad en el traslado de información”.
Eduardo Stein
Ex vicepresidente