Condenan a médico


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El médico de Michael Jackson fue declarado culpable ayer de homicidio involuntario luego de un juicio que lo mostró como un profesional imprudente que administró la dosis letal de un poderoso anestésico que mató al superastro del pop.

Por LINDA DEUTSCH LOS íNGELES / Agencia AP

El veredicto contra el doctor Conrad Murray marcó el último capí­tulo en una de las tragedias más espeluznantes de la cultura pop: la muerte del Rey del Pop en la ví­spera de la serie de conciertos que marcarí­a su gran regreso a los escenarios.

Varios integrantes de la familia Jackson, incluyendo su hermana La Toya lloraron después de que el veredicto fue leí­do.

La madre del cantante, Katherine Jackson, dijo que siempre pensó que este serí­a el resultado del juicio.

«Me siento mejor ahora», dijo después a The Associated Press.

La Toya señaló que estaba feliz por el veredicto.

«Michael estaba cuidándonos», dijo La Toya a la AP al salir de la corte.

Murray apenas reaccionó ante su condena. Fue esposado y arrestado sin derecho a fianza hasta su sentencia el 29 de noviembre. Parecí­a tranquilo cuando los policí­as lo retiraron de la sala de la corte.

«La conducta imprudente del doctor Murray en este caso serí­a un gran riesgo para la seguridad pública» si quedaba libre bajo fianza, dijo el juez Michael E. Pastor.

El fiscal de distrito Steve Cooley dijo que será difí­cil lograr una sentencia adecuada para Murray por la nueva ley de prisiones estatales, misma que permite la liberación anticipada de los sentenciados por delitos que no implican violencia.

Cooley agregó que su oficina le prestó la misma atención al caso que a cualquier otro, pero aceptó que la identidad de la ví­ctima «lleva esto a una dimensión enorme».

El fiscal de distrito adjunto David Walgren dijo que los fiscales apoyaron a la familia Jackson pues «no perdieron a un icono pop, sino a un hijo y a un padre».

El abogado defensor Ed Chernoff dijo horas después que el veredicto los desilusionó enormemente y que será apelado. Cuando le preguntaron cómo reaccionó Murray ante el veredicto Chernoff dijo: «Es un hombre muy fuerte».

Sobre el futuro del médico, el defensor dijo: «Las llaves de sus esposas las tiene el juez. Definitivamente nos gustarí­a hacer todo lo posible para evitar que vaya a prisión».

Murray enfrenta hasta cuatro años de cárcel y podrí­a perder su licencia para ejercer la medicina.

A los jurados no se les permitió hacer declaraciones al salir de la corte.

El jurado deliberó menos de nueve horas, tras las cuales el cardiólogo, de 58 años, fue declarado culpable por cada uno de los integrantes.

A sus integrantes no se les pidió determinar si Murray le dio a Jackson la dosis letal del anestésico, sino si era el principal responsable por la muerte del cantante.

Hubo un alarido en la sala cuando se leyó el veredicto, y la multitud fuera de la corte estalló en alegrí­a. Los admiradores de Jackson cantaron «Beat it» mientras que algunos sostení­an pancartas que decí­an «asesino y «culpable» refiriéndose a Murray. Incluso las personas que pasaban en sus autos hací­an sonar sus bocinas en señal de victoria.

En Las Vegas una ex paciente de Murray, y actual amiga del médico, Donna DiGiacomo recibió la noticia entre lágrimas y dijo que pensaba que el jurado estaba «bajo una enorme presión para sentenciarlo».

«Ese hombre no se merecí­a esto. Necesitaban un chivo expiatorio», dijo DiGiacomo, de 53 años.

Jackson murió el 25 de junio del 2009 y los detalles de sus últimos dí­as fueron inciertos varios meses.

La historia completa, empero, finalmente emergió durante el juicio de seis semanas. Las versiones de los testigos colocaron a Jackson como un genio atormentado a punto de realizar lo que habrí­a sido su máximo triunfo pero con un impedimento en su camino: el insomnio extremo.

Varios expertos en medicina, empleados de Jackson, e incluso las ex novias de Murray, declararon en el juicio.

Uno de los momentos más impactantes surgió cuando los fiscales presentaron una fotografí­a del cuerpo inerte de Jackson en una camilla y reprodujeron su voz cuando estaba bajo los efectos de alguna droga, misma que fue grababa por Murray semanas antes de su muerte.

La fiscalí­a presentaba a Murray como un doctor incompetente que usó el propofol sin las medidas de seguridad adecuadas y cuya negligencia hizo que dejara a Jackson abandonado mientras morí­a.

Los abogados de Murray y un experto que atestiguó para la defensa culparon a Jackson de su propia muerte y dijeron que el cantante se autoadministró la dosis fatal de propofol cuando Murray no lo estaba viendo.

Jackson apareció muerto en su casa tras recibir una dosis intravenosa de propofol, a pesar de que el medicamento suele administrarse en hospitales.

El médico forense dictó que la muerte de Jackson era un homicidio y que la culpa serí­a de la última persona que lo vio con vida: Murray, a quien habí­a contratado del cantante para atenderlo mientras se preparaba para sus conciertos.

Jackson planeaba pagarle a Murray 150.000 dólares al mes para que lo acompañara en su serie de conciertos en Europa. Al final el médico no recibió ni un centavo porque el cantante murió antes de que firmaran el contrato.

Murray le dio al cantante 25 miligramos de propofol, según su declaración a la policí­a. El médico dijo que le pareció que era seguro dejar al paciente por unos minutos, pero cuando regresó Jackson no estaba respirando. Los testigos dijeron que lo más probable es que hubiera muerto para entonces.

Lo que ocurrió a continuación fue lo que se discutió en el juicio. El personal de Jackson dijo que Murray estaba en pánico y que no llamó al número de emergencias 911, mientras que trató de darle estimulación cardio pulmonar a Jackson en su cama, en vez del piso.

Las autoridades no acusaron a Murray de tratar de matar a Jackson y pasaron ocho meses antes de que presentaran una demanda por homicidio involuntario contra el médico. Este era el cargo menos severo relacionado al homicidio.

No existe una ley que prohiba administrar propofol u otros sedantes, pero los expertos que atestiguaron por la fiscalí­a dijeron que Murray actuó muy por debajo de los estándares de cuidado para los pacientes y que la forma en la que administro el anestésico a Jackson fue una negligencia grave.