Carlos el Chacal, desafiante al iniciar nuevo juicio en Parí­s


Inter29_6

Carlos el Chacal, uno de los terroristas más temidos durante la Guerra Frí­a, apareció hoy desafiante y sonriente al comparecer ante la justicia francesa, esta vez para ser juzgado por cuatro ataques mortí­feros en Francia hace casi tres décadas.

Por PIERRE-ANTOINE SOUCHARD PARIS / Agencia AP

Con chaqueta azul y barba gris, el venezolano de 62 años, cuyo nombre verdadero es Ilich Ramí­rez Sánchez, sonrió al entrar en el tribunal y se identificó como «un revolucionario profesional», asumiendo una postura combativa.

Ramí­rez vuelve a ser sometido a juicio por actos de terrorismo ante un tribunal especial de Parí­s. Ya cumple una sentencia a cadena perpetua impuesta por un asesinato triple en 1975.

Ramí­rez fue uno de los terroristas más temidos durante la Guerra Frí­a. Se le acusa de instigar cuatro ataques en 1982 y 1983 que dejaron 11 muertos y más de 140 heridos. Ramí­rez ha negado los cargos. Un panel de jueces anónimos fallará después del juicio de seis semanas. De ser condenado, Ramí­rez enfrenta una posible segunda cadena perpetua, la pena máxima en Francia, que no tiene pena de muerte.

Con tres gendarmes a su lado y gafas oscuras en la mano, Ramí­rez levantó un puño en actitud desafiante, hizo afirmaciones antisionistas y sonrió mirando a alguien en la galerí­a del público, entre quienes estaba el controversial cómico Dieudonne.

«Está en actitud combativa como siempre», comentó Isabelle Coutant-Peyre, su abogada y esposa, antes del comienzo del juicio. Dijo que no habí­a motivos para juzgarlo nuevamente casi 30 años después de los hechos y acusó a la fiscalí­a francesa de hacerlo «por propaganda o algún otro interés en vez de la justicia».

Sin embargo, el abogado que representa a algunos civiles en el caso, Francis Szpiner, replicó que el juicio era importante para demostrar que los terroristas serán perseguidos siempre y para señalar «el fin de la cultura de impunidad» para ellos.

El juicio se centra en cuatro atentados con explosivos: dos en trenes franceses, uno en una oficina parisina de un periódico en idioma árabe y otro en un centro cultural francés en lo que era entonces Berlí­n Occidental.

Ramí­rez cumple una sentencia a cadena perpetua por los asesinatos en 1975 de dos agentes secretos franceses y un supuesto informante. También es el principal sospechoso en la toma de rehenes en 1975 de los ministros petroleros de la OPEP que dejó tres muertos.

Después de la caí­da del comunismo, agentes franceses lo capturaron en Jartún, Sudán y lo llevaron a Parí­s. Fue condenado y sentenciado a cadena perpetua tres años más tarde.

La detención de Ramí­rez no ha sido precisamente ordinaria. Estando en prisión, en 2001 se casó con Coutant-Peyre en una ceremonia islámica. También fue condenado a confinamiento solitario el mes pasado después de conceder una entrevista no autorizada a dos medios franceses.