Entre decepción y esperanza, guatemaltecos elegirán presidente


aa_FOTO_6a

Los guatemaltecos elegirán el domingo entre el general retirado Otto Pérez Molina y el empresario Manuel Baldizón al que será el próximo presidente de un paí­s azotado por una violencia rampante y con una débil economí­a.

aa_FOTO_6b

Por SONIA PEREZ D. GUATEMALA / Agencia AP

Pérez Molina, quien figura como favorito en la intención de voto según las encuestas preelectorales, alcanzó popularidad gracias a que su imagen de militar ofrece para muchos cierta garantí­a que será capaz de cumplir su promesa de combatir el crimen con «mano dura». Su partido, Patriota, tiene como emblema una mano empuñada.

Su rival del partido Libertad Democrática Renovada (Lider), Baldizón se ha valido del populismo para seducir a los electores, a quienes ofrece instituir un 15to salario anual que beneficie a los trabajadores y como también le preocupa la delincuencia, su propuesta para combatirla es aplicar la pena de muerte en el paí­s.

Fernando Carrera, director de la Fundación Soros Guatemala, que promueve la participación democrática, opinó que el ambiente electoral está cargado de conflictividad y «hay presiones por la campaña que afectan a todos los sectores incluso en medios de comunicación».

«Aquí­ parece que la cosa es de vida o muerte, se han radicalizado mucho las posturas» comentó.

En vista de esa polarización, el presidente ílvaro Colom hizo un llamado para que la población confí­e en las instituciones democráticas del paí­s pero también exigió a los partidos polí­ticos que «se responsabilicen por sus lí­deres y sus bases» para evitar que reaccionen con violencia ante cualquier inconformidad con los resultados de los comicios.

El mandatario pidió que respetar el resultado de la votación y señaló que se han tomado medidas para resguardar los comicios, esto al parecer en respuesta a un reporte en el cual el Tribunal Supremo Electoral decidió que en 25 localidades, donde hubo actos violentos y desórdenes después de la primera vuelta, no abrirá los centros de votación por temor a nuevos disturbios, lo cual obligará a los votantes a trasladarse a otras poblaciones para sufragar.

El politólogo independiente ílvaro Pop, consideró que Pérez Molina atrae a los electores que consideran favorable perpetuar el «establishment», por eso tiene apoyo urbano y de aquellos que no quieren que el sistema cambie. Su cercaní­a con la cúpula empresarial y militares respaldan esa percepción.

En el caso de Baldizón, dijo el analista, se ganó la simpatí­a de muchos campesinos e indí­genas alentados por el respaldo que le concedió la premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú Tum, quien en la primera vuelta quedó descalificada en sus aspiraciones presidenciales pero quien ahora pidió abiertamente votar por el candidato de Lí­der.

Después de que ambos candidatos rebasaron descaradamente el lí­mite en gasto de propaganda electoral, que la ley fija en el equivalente a unos 6 millones de dólares y por lo que prefirieron pagar multas a acatar las normas, mucha de la población todaví­a guarda reservas respecto a los aspirantes presidenciales.

En el caso de Pérez Molina debido a que a pesar de haber edificado su imagen como un militar, prácticamente rehusó siempre ofrecer detalles del trabajo que desempeñó como oficial en una zona del paí­s que durante el conflicto armado, y en los años en que él mismo estuvo destacado ahí­, fue escenario de la cruenta polí­tica de «tierra arrasada» que destruyo docenas de poblados y mató a miles de indí­genas o años después al frente de la temida agencia de inteligencia militar, según Pop.

De lo único que habla es que fue uno de los militares signatarios de los acuerdos de paz que pusieron fin a los 36 años de hostilidades con guerrillas izquierdistas.

«En el caso de Baldizón la gente se sintió confundida cuando habló de alianzas con otros partidos» pues ahora no están seguros de los intereses que representa. «No saben qué camino tomará», dijo Pop.

Ante el temor que merme la participación del 50% de los votantes que en la primera vuelta del 11 de septiembre respaldaron a alguno de los ocho candidatos que quedaron descalificados o que anularon o dejaron en blanco su papeleta, el TSE lanzó una campaña intensiva de motivación.

Mayra Melgar, de 29 años y recepcionista de un hotel, comentó sobre los comicios del domingo que «aquí­ es necesario que algo cambie…yo sí­ voy a votar porque aunque sea un voto mi voto tiene que contar».

El comerciante Julio Vitelio, de 55 años, parecí­a más pesimista al afirmar «»para mí­ los dos (aspirantes) son igual(es). Se han dedicado más a pelear y discutir y no a decirnos cómo se va a mejorar la situación del paí­s».