Mañana todos a votar


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Como quien no dice nada, mañana tenemos que cumplir con el ineludible deber de depositar nuestro voto para elegir, en segunda vuelta, a quien será el Presidente de la República, que habrá de gobernar el paí­s durante los próximos cuatro años (2012-2016).

José Antonio Garcí­a Urrea

 


El Presidente de la República representa la unidad nacional y deberá velar por los intereses de toda la población de la República, dice el texto constitucional, por lo que todos sus actos deben de estar dirigidos a cumplir a cabalidad con ese mandato.

Hasta ahora sólo ha habido un caso, entre nosotros, en que la elección presidencial fue de primer grado, mayoritariamente, con el candidato Juan José Arévalo Bermejo. Las siguientes elecciones gozaron de una serie de circunstancias a cuales más alegres, pues siempre se dice que estas son “una fiesta cí­vica”.

En lo que va de mis recuerdos, que ya son abundantes, nunca habí­a observado algo semejante a lo que ha ocurrido en los preámbulos de esta “fiesta cí­vica”, como dirí­a un texto en una obra de teatro ¡Josú! Esto pasará a la historia patria con letras de oro realzadas y posiblemente sea incorporado en el pénsum de estudios, como materia obligatoria. Y también más de algún graduando en Historia lo utilice para su tesis.

Aquí­ hubo de todo, cada quien maquinó el cerebro para encontrar la mejor fórmula de conseguir su propósito en pos de su inscripción en el Tribunal Supremo Electoral y obtener su correspondiente credencial de candidato, finalmente se impuso la ley y la Constitución de la República fue solemnemente respetada y aceptada la decisión emitida.

Después llegó la controvertida lucha de los finalistas por conquistar al electorado para que emitiera el voto a su favor, esos son otros alegres pasajes de esta “fiesta cí­vica”. También se cuenta con los comentarios y opiniones de muchos, pero muchos articulistas que se dieron gusto repartiendo trancazos como a una alegre piñata. Si alguien se tomara el trabajo de recopilar todas esas versiones e imprimirlas en un libro, serí­a un best seller; dirán que por qué no lo hago yo, pues porque creo que ya no tengo el tiempo de vida ni las energí­as necesarias para entregarme a una obra de esta í­ndole.

De todos estos achacamientos no se escapó el Tribunal Supremo Electoral, a quien le ha llovido y hasta sobremojado, no por los efectos de la alteración climática, sino porque cada quien hubiera querido que las cosas se hicieran a su manera, sin pensar que es la primera experiencia a este nivel poblacional y que nuestro pueblo, nuestra gente es difí­cil de manejar y por ende cuesta, en casos tan especiales como este, obtener de primera instancia un resultado óptimo cien por cien. Cuántos disturbios se produjeron, cuántas papeletas fueron destruidas.

A propósito, se me viene a la mente esto que no recuerdo de quien es, el diálogo entre el gallo y una gallina: –El gallo le dice a su consorte: “Para un huevo que ponés, tanto escándalo que hacés”, la gallina le responde: –“Vení­ ponelo vos, pues”. A los criticantes si hubieran estado en ese lugar en el TSE, les hubiera pasado lo mismo. ¡Cuántos imprevistos! Para mañana se ha informado que el resultado del escrutinio se tendrá alrededor de las once de la noche, cuando los guatemaltecos nos enteremos quién es nuestro nuevo Presidente. Por la tele miraremos caras alegres y caras compungidas.

Mañana no dejemos de ir a votar en el mismo lugar en donde nos correspondió para la primera vuelta, y no olvidemos lo que se nos aconseja, que sea un voto meditado, tenemos toda la noche para consultar con la almohada. Y hasta mañana, pues.