Por primera vez en la historia de Guatemala, los atletas que nos representaron en los Juegos Panamericanos realizados en Guadalajara, México, han logrado obtener siete medallas de oro, tres medallas de plata y cinco medallas de bronce, obteniendo para el país el onceavo lugar dentro de 29 naciones participantes. Los guatemaltecos nos sentimos complacidos y deseosos de reconocer ese esfuerzo individual y colectivo que produjo esos resultados.
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Fueron 139 atletas los que formaron el contingente nacional y sin duda alguna todos merecen nuestro respeto, lo mismo debemos de manifestar a los entrenadores que trabajaron arduamente con todos y cada uno de los deportistas. Es de esperar que el reconocimiento a los medallistas se cumpla y reciban todos y cada uno de ellos los premios y los elogios que merecen.
Nadie puede negar que también a través de los impuestos todos los guatemaltecos han aportado, han contribuido a que ese resultado se haya podido lograr, pero también es pertinente que el Congreso de la República, a través de su numerosa Comisión de Deportes, haga un análisis de cómo se han invertido los impuestos que constitucionalmente se le otorgan al deporte.
Regatear el apoyo económico a cada uno de los atletas sería injusto, pero no evaluar el uso general y específico de los recursos que administran las autoridades deportivas también sería un error, implicaría no reconocer que hubo destacados atletas que por falta de una mayor inversión no pudieron aclimatarse adecuadamente en Guadalajara. Es casi seguro que si se les hubiera permitido esa posibilidad, personas como Amado García no hubieran llegado de quinto sino en un puesto que les hubiera permitido estar con opción al medallero; lo mismo podríamos decir en natación y en otros deportes.
En este momento en el que los ingresos y egresos del Estado son reconocidos por todos los sectores como insuficientes y determinantes para la educación, para la salud, para la infraestructura, para la seguridad y también por supuesto para el deporte, debe conocerse y publicarse en los medios de comunicación cuántos fueron los directivos, los delegados y los familiares de los mismos que viajaron con recursos del Estado a los Juegos Panamericanos en Guadalajara. Además debe establecerse cuántos días estuvieron presentes y si era necesario su viaje, el número de días y los recursos de los impuestos que se emplearon en estas personas que si bien tienen responsabilidades y méritos, ante la opinión pública, no tienen la misma importancia y el mismo significado que cada uno de los 139 atletas, sus entrenadores y personal técnico. La respuesta a esta situación debe darla la Comisión de Deportes del Congreso con el apoyo y la ayuda de la Contraloría General de la Nación.
Si de comparaciones se trata démonos cuenta que Cuba obtuvo 136 medallas, 58 de oro, 35 de plata y 43 de bronce, ejemplo que nos dice que con una población similar, con una economía igual a la nuestra el resultado es totalmente distinto. Si compararnos con Cuba no es adecuado, hagámoslo con República Dominicana que obtuvo 33 medallas, siete de oro igual que Guatemala, nueve de plata y 17 de bronce.
En conclusión, lo primero es reconocer a los 139 atletas pero en particular a todos y cada uno de los que obtuvieron una medalla, a sus entrenadores y cuerpos técnicos, a los buenos dirigentes y por supuesto insistir en que los impuestos invertidos deben de evaluarse y determinarse para que no existan personas que con el argumento y excusa de dirigir y fomentar el deporte, en algunos casos han recorrido y conocido dos terceras partes del mundo.