Cuando Lucía decidió titular su columna Lucha Libre, pensé que ese nombre era una perfecta definición de ella misma. Contrario a mí, su hermana de la vida, ella vive con la libertad a cuestas y no llevándola abrazada como un sueño. Y lo de lucha sobra explicarlo, su carrera como periodista y trabajo en la comunidad y en apoyo al arte hablan por sí solos.
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Lo ocurrido recientemente en Panajachel es otra gran lucha que por mucho tiempo hizo sola y acompañada de algunas pocas personas que creen en el respeto a la vida por sobre todas las cosas. Mucho se ha dicho sobre el tema: abusos, arbitrariedad, prepotencia, limpieza social, miedo y calumnias. Y es esto último lo que me molesta más. Y es que hoy estoy escribiendo tras el dictado de mi hígado indignado por el sufrimiento que Lucía y su familia viven en estos momentos.
Contrario a las acusaciones del dichoso “comité de seguridadâ€, Lucía ha sido una persona que ha dado luz a Panajachel y los pueblos aledaños con un trabajo constante, contracorriente muchas veces y con objetivos claros, arte, cultura y educación, igual a desarrollo. De esta cuenta proyectos como la Revista Ati, hoy programa de radio y los festivales artísticos permitieron que esta población se llenara de talento nacional y extranjero y, por lo tanto, el turismo nacional se vio incrementado en cada uno de estos proyectos. La beneficiada no fue sólo Lucía que miró sus sueños hechos realidad, sino quienes trabajan ahí y tuvieron huéspedes, comensales y compradores de artesanías. Enumerar todo lo que ella y su compañero han hecho por Panajachel sería muy extenso, pero quizá lo más relevante en este momento es arriesgar su vida por la tranquilidad del lugar en donde viven, vivían más bien, sus hijos.
Pues, pese a que ya se realizaron capturas de algunos de los linchadores, las amenazas persisten para ella y otras personas que ya han sido víctimas de los abusos y violaciones a sus derechos por este grupo de asesinos.
Me siento enfurecida al escuchar cómo se le difama y pretende ensuciar, aunque no podrán lograrlo, el nombre de una persona que ama vivir en el Lago y que ha tratado desde hace años de hacer de Panajachel un lugar mejor debería ser intocable. Me aterra pensar en lo que puede ocurrirle, porque personas tan ruines como las que integran el mentado comité no se amedrentan fácilmente.
Me duele que todo lo que Lucía ha construido se quede en suspenso por la impunidad que impera en el país, aunque al final las personas como ella prosperan y construyen a donde quiera que vayan. Y personas como los encapuchados tarde o temprano terminan destruyéndose entre ellos. Mi respeto y cariño para ti Lucía.