EN REFERENCIA A INVERSIí“N POLíTICA CAMIONETAS BLINDADAS


¡Qué barbaridad! Se dice que el paí­s se encuentra en extrema pobreza: sin seguridad, sin salud, sin educación, y aun así­ se ha contemplado –y parece ya concretado–, por parte de la Secretarí­a de Asuntos Administrativos y Seguridad (SAAS), el arrendamiento de camionetas blindadas para seguridad, dicen, de los candidatos que van a la segunda vuelta y el actual mandatario. Tal parece que este negocio es ganancia de pescadores, pues con el capital que quieren derrochar muy bien podrí­an adquirir los vehí­culos y blindarlos y serí­an propiedad del Estado, y aún más, según la prensa ni Espada ni Colom saben concretamente para qué servirá la inversión millonaria; uno dice una cosa y el otro dice otra ¿Cuál será la verdad?

Jesús Alvizures / A-1-606839

 


En mi opinión, que se les brinde seguridad a todos estos polí­ticos a través del Ejército, Policí­a Nacional Civil y los propios agentes de la SAAS y que de su propio peculio también ellos inviertan para garantizar su seguridad, pues son ciudadanos que aspiran al poder, y cuántos han pasado que han atropellado los derechos elementales del guatemalteco y los que han querido ser dadivosos lo hacen con sus correligionarios y no con los que verdaderamente lo necesitan.
Si no veamos y juzguemos los programas sociales de ílvaro Colom y doña Sandra, donde ha habido manipulación de capitales para el acomodo de unos y el mantenimiento de haraganes que solo se preocupan de seguir haciendo hijos y así­ garantizar su subsistencia con dineros del pueblo que el Estado les otorga en la manutención por cada criatura.

Los programas sociales deben de ser para las personas mayores de edad, viudas desposeí­das, madres solteras y para aquellas familias en extrema pobreza, no dársela a quienes están llenos de vida y energí­a.

Esos dos millones ochocientos ochenta mil (2,880,000) quetzales que se quieren invertir en la polí­tica, que se inviertan en salud, educación y seguridad con candados para que no sean transferidos a otros fines, pues la mañoserí­a hay que atajarla.

La corrupción de tratar de quedar bien, saludando con sombrero ajeno, debe erradicarse, porque ese dinero es del pueblo; el Estado es administrador pero no debe de ser despilfarrador.

Como dice aquel viejo refrán: “el que quiere celeste que le cueste” y de ahí­ surge la pregunta ¿Por qué se preocupan de la seguridad personal de los candidatos y de quien se va y nada bueno deja y obvian la seguridad del ciudadano, así­ como la atención a la emergencia por los desastres climáticos, en un irrespeto al mandato registrado en la Constitución Polí­tica de la República de Guatemala? (Capí­tulo I – Artí­culos I- y-11).