Tremenda satisfacción y esperanza sobre el potencial de los jóvenes nos han dado los resultados obtenidos en las recién finalizadas justas panamericanas. Y es que como en el medallero oficial, merecidamente lo que vale es el dorado metal, nuestra patria quedó arriba de los países con una organización deportiva aparentemente más compleja y de mayor tradición, como lo es la chilena, la portorriqueña o la uruguaya.
Es también de aplaudir que han descollado verdaderas disciplinas olímpicas como es el caso de la gimnasia y de nuevo resurge la fama antañona de nuestros fondistas de altas distancias en el atletismo. Así también, el ganar una medalla de oro en el pentatlón moderno, deporte realmente completo, es una buena señal.
Bien por los jóvenes, pero ahora que estamos encaminados, conviene no desfallecer ni declinar en el futuro, y es por ello que es recomendable hacer una evaluación de esta importantísima actividad humana, que puede ser una ventana para la mejor convivencia de nuestra población futura, y para dignificar nuestra posición en el concierto mundial de naciones. Es por ello que por medio de esta columna, como parte del esforzado grupo de padres de familia que hemos empujado el deporte en los hijos, nos merecemos entonces alzar bien alto nuestra voz.
Desde 1986 el deporte guatemalteco ha venido siendo apoyado por medio de aportes constitucionales expresos contenidos en los artículos 91 y 92 de nuestra actual Constitución Política, que mandan que el Gobierno está obligado a dar cada año del total de sus ingresos, un 3 por ciento para la promoción de la educación física y el deporte. De ese dinero, la mitad se destina al deporte federado, y la otra mitad se destina para recreación y educación física, a través del Ministerio de Educación y el de Cultura y Deportes, respectivamente.
Asimismo, se le otorga autonomía total al deporte federado y el olímpico a través de las instituciones respectivas como lo son la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala y el Comité Olímpico Guatemalteco.
En el presupuesto para el año 2012 el deporte federado y el olímpico gozan de un estipendio o subsidio estatal que ronda por los 321 millones de quetzales, mientras que el deporte escolar y la recreación recibirán 357 millones de quetzales. A esta cantidad hay que añadirle cerca de 200 millones más consistentes en un aporte al pago de maestros de Educación Física, que según la actual ley del deporte, la fuente de financiamiento de los mismos no deberá salir del situado constitucional mencionado. En tal sentido, para el año 2012 estaremos hablando de un subsidio global con miras a esta importante actividad humana, de cerca de 880 millones de quetzales. Este subsidio irá creciendo con el tiempo, en consonancia con el crecimiento de los ingresos del presupuesto estatal.
Cuando vemos la orientación de la inversión, principalmente en el área no federada, ésta se refiere al fomento de deportes de conjunto, y a la incontable construcción de canchas polideportivas, las cuales se alimentan también de aportes del sistema de consejos de desarrollo, pues muchos alcaldes se han inclinado por construcción de canchas, buscando sacar raja de ello.
El papel de la prensa, de los dirigentes, de los entrenadores y de los constructores, así como de las principales decisiones de una actividad que cuenta con un subsidio de más de 800 millones, bien vale ponerle ojos y corazón.