Eso es poco decir de la contienda electoral en condición de verdadero fragor que tiene presencia en los cuatro vientos nacionales. Lo mismo en el área urbana, con mayor énfasis de atruendo en la ciudad capital y en el ámbito rural, donde cuentan con simpatizantes, acarreados durante el evento. Dos presidenciables en abierta pugna se disputan el balotaje en ciernes.
Con miras al domingo 6 de noviembre despliegan cuanto tienen a mano en forma por demás al rojo vivo; cualquier momento del día y de la noche. La percepción generalizada confirma el calificativo de irrespetuosa en doble línea. En su favor cada uno de los candidatos y en contra del oponente, con encono enorme, ajeno al espíritu de auténtica democracia indispensable.
Si así constituyó la denominada primera vuelta, jacarandosa por sus protagonistas y el abanico de partidos participantes, de diversas tendencias ideológicas, era de esperarse el ímpetu avasallador de la segunda. Aunque analistas estiman cómo un alto porcentaje enfila a la derecha marcada. Circunstancia segura y definitiva resulta en pocas palabras siempre lo mismo.
Una vez más queda de manifiesto el ya trillado comentario consistente sin modificación alguna, ni siquiera por caer en la excepción de la regla, que los partidos políticos en acción nada hacen por orientar como se debe en función de entidades de derecho público a sus correligionarios, luego en desbandada, en la búsqueda de mejores ofertas engolosinadoras.
Guatemala se vería en buena posición ante connacionales y extranjeros, en el sentido de practicar, fomentar y mantener los apetecibles resultados de la cantada democracia, ya no en posición de transición a la democracia soñada. A tiempo del triunfo de Vinicio Cerezo Arévalo hubo esperanzas, al final vanas vendría con alas el despegue precisamente de dicha transición.
Dista mucho en realidad que en nuestro país, dolido, engañado y amedrentado tiempo ha, surja el ungido calificado como salvador. El deseado estadista, tampoco mago capaz de enderezar los muchísimos entuertos de sus predecesores. Nada más encuentran facturas que pagar a finalistas, deudas hasta las cachas y una problemática por montones en todos los rumbos.
Mientras tanto la fecha de la segunda ronda final, ojalá tenga esa característica consoladora, continúa a la espera, recordando que el que espera desespera y come ansias según su compromiso. A propósito el real compromiso debería por siempre ser con Guatemala. Pasan los años y dejan su cauda, a menudo alejada del cambio material y humano tan llenos de ilusión.
Apegados a la civilización huidiza por cierto en tales contiendas cívicas solo de nombre, los dos protagonistas de la segunda vuelta, la Patria les exige procederes correctos, convivios pacíficos. Que dejen en el olvido definitivo las campañas negras, vengan de donde vengan. También descartar el desprestigio del oponente, a fin de borrar rencores dañinos.
Hoy en día las redes sociales, fruto de la moderna tecnología, están saturadas de mensajes deshonestos, fuera de lógica y buenos entendidos. Dan pábulo nada más a una guerra de palabras. Sin embargo, cuentan con fanaticada furibunda donde quiera y el efecto destructor gana espacios a lo grande.
Cuando existe modernización en la tecnología, su uso lleva ruina.
Los medios sociales de difusión masiva, sean escritos, radiales y televisivos son aprovechados por individuos sin Dios y sin ley para echar leña al fuego en contra de los candidatos. Por encargo en su mayoría, dispuestos a vender su alma al diablo por treinta monedas. Son causantes del estado de cosas que culmina con el verdadero fragor de la contienda cívica.
Basta ya de esa actitud y proceder responsable de darle al evento en mención un cariz inconveniente. Son también resabios de la imparable violencia y su par la delincuencia, seguida de conexiones negativas, influyentes sobremanera en desviar el rumbo adecuado del evento y su próxima segunda vuelta, esperada con ansias pero si conlleva respeto general el resultado.