Cincuenta años cumple la Landí­var


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Cincuenta años son dos terceras partes de la vida de un ser humano. En una institución universitaria es sólo el principio de lo que llegará a ser con el transcurso del tiempo.

La Universidad Rafael Landí­var dio inicio a su existencia hace medio siglo, en un acto que se celebró en el edificio que ocupa actualmente el Tribunal Supremo Electoral y a los pocos dí­as se empezaron a impartir las cátedras de las tres facultades con que empezó su labor docente en la jornada nocturna en aulas que prestara el Liceo Guatemala, en la zona 5.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com 

 


El número de alumnos era aproximadamente de 60 por cada una de las tres carreras, su integración era muy heterogénea. Una tercera parte consistí­a en personas que tení­an de cinco a seis años de haber egresado de los estudios secundarios y dos terceras partes jóvenes recién graduados. Era interesante comprobar que eran mujeres una tercera parte de los educandos.

En ese inicio las normas legales que permití­an el funcionamiento y existencia de la primera universidad privada implicaban una subordinación a la estatal Universidad de San Carlos de Guatemala, lo que implicaba que los grados académicos debí­an ser otorgados después de exámenes a realizar en la Universidad del Estado.

En este primer año se hicieron los esfuerzos y las gestiones para obtener donaciones y financiamientos públicos y privados que permitieran construir un campus propio, lo que se logró en parte mediante la gestión que autoridades y alumnos hiciéramos al presidente Miguel Ydí­goras Fuentes. Con las donaciones y recursos obtenidos se trasladó el campus a la zona 9 y así­ el segundo año los que supervivimos como alumnos en las diferentes facultades iniciamos clases en aulas prefabricadas que existen en donde se encuentra la iglesia de San Ignacio de Loyola, bulevar los Próceres.

El segundo año fue el momento en el cual empezamos con nuestras inquietudes; primero, crear las asociaciones estudiantiles que nos permitieran poder actuar. Ante la Constituyente que se produjo durante el Gobierno de Peralta Azurdia, donde conjuntamente los estudiantes de la Landí­var (hombres y mujeres) realizamos una intensa campaña bajo el lema “Igualdad”, requiriendo que se nos diese la capacidad legal, la autonomí­a para que cada universidad pudiese realizar los pensum de carrera y otorgar, con aval del Estado, el tí­tulo profesional correspondiente. Es en 1965 que se inicia la publicación del periódico “Lex” y de las monografí­as “Las siete partidas”.

El tiempo transcurrió, en 1968 ocho de los alumnos que ingresáramos a primer año en la Facultad de Derecho, más cuatro compañeros que se habí­an incorporado provenientes de la Universidad de San Carlos, algunos ya con cursos aprobados, conjuntamente con quienes también cerraron pensum en las facultades de Economí­a y Humanidades nos graduamos convirtiéndonos en la primera promoción de egresados profesionales de una universidad privada en el paí­s.

Ahora que se cumplen 50 años de existencia universitaria, asistí­ al actual campus de la Landí­var y sin querer comparar el ambiente, la infraestructura que la perseverancia y el esfuerzo de los sacerdotes jesuitas, de los maestros y alumnos de la Landí­var han podido crear, qué gran diferencia, qué importante y satisfactorio es contemplar la evolución producida durante estos primeros 50 años.

Dentro de sus egresados existen presidentes y vicepresidentes de la República, del Congreso, magistrados, ministros, diputados, alcaldes. La Universidad Landí­var ha florecido, su futuro es ilimitado por tanto demos gracias. “TAXPE CUT V TZIH VARAL”.